La verdad…

La verdad es que estoy hasta las pelotas… (disculpen)

La gente sale diciendo cosas dispares o directamente contrarias y medibles en la tele, y no pasa nada.

Con todo este asunto de la educación en la comunidad de Madrid, la consejera dice que los interinos contratados el año pasado son como mil setecientos, el periódico El Mundo lo apoya y Telemadrid ídem citando ese periódico. Por otro lado los sindicatos dicen que se irán a la calle como tres mil.

¿Es posible que esto se salde sin que despidan a ninguno de estos, o les echen una buena bulla o dimitan, o se disculpen al menos, joder?

Lo hemos visto mil veces en otros campos, particularmente en las manifestaciones (tan difíciles de contar…. mientras me dicen los leucocitos que tengo en la sangre en un análisis corriente). Ya, lo hemos visto mil veces, pero no deja de molestarme que me tomen por imbécil.

Desde hace siglos se discute la existencia de una Verdad absoluta y para andar por casa hemos recurrido a cosas con minúscula que nos sirven más o menos bien.

Por ejemplo: La verdad judicial. Como la que emerge del conflicto entre las partes en un juicio y que tomamos por buena para impartir justicia (con minúsculas también). La «verdad democrática» como ese sentir de la mayoría que damos por el más conveniente para todos.

Aquí nos quedamos sobre todo con la verdad científica, como aquella que es compatible con los experimentos y que es reproducible e independiente del observador.

Sabemos que todas estas verdades adolecen de problemas fronterizos, equivocaciones, lentitud, zonas a las que no llegan…

Pero esto no puede usarse con toda la mala intención del mundo para clavárnosla…

«Como no se puede ser totalmente objetivoooooo….. pues digo lo que me parezca»

No, señores.

O bien….

– ¡¿Qué pasa aquí?!

– Cariño esto no es lo que parece… las nubes electrónicas no pueden tocarse…. en realidad el mundo es una idea en la mente de Gaia…

– Ya, pero podéis dejar de hacerlo mientras me lo explicas, es que con el meneo se van a caer los jarrones del comedor…

Los más cachondos apelan incluso al principio de incertidumbre para justificar que al contar una noticia dicen lo que más les interesa a ellos o a su facción….

«Claro, como no se pueden definir trayectorias dada la incertidumbre de la posición y el momento lineal, pues te expropio tu terreno para hacerme un chalet… por la paz mundial».

Particularmente sangrante en casos como cargos públicos, o medios de comunicación. Donde mentir es algo más que una inmoralidad, yo diría que es una ilegalidad. Hágansela pagar.

En el caso concreto de lo de los interinos, yo hago estás cuentas. Corríjanme si me equivoco.

La propia Lucía Figar dice que con esta medida se ahorra 80 millones de pavos.

1. Si fuera con otras medidas con las que se ahorra ese dinero sería mentira lo que dice.

2. Si es con la medida de meter horas a unos profes para ahorrarse contratar a otros, entonces esa pasta es el sueldo de los no contratados.

Si dividen ustedes pasta ahorrada entre sueldo de cada profe… salen como tres mil compañeros que se van a la calle.

Por lo tanto miente también…

¿Es así de claro o me engaño a mí mismo?

4 Responses to La verdad…

  1. Eduardini dice:

    Te engañas querido Javi, te engañas:

    Te has olvidado de que vuestro esfuerzo, dicen, va a ser compensado económicamente de forma siginificativa, «se supone». Así que si quedan 80 milloncejos tras el sobresueldo, el ahorro en interinos es significativamente mayor.

    Añade eso… o añade otra mentira manifiesta a lo prometido.

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    • javierfpanadero dice:

      Me acaba de llegar un correo… creo que se quedan en 46 pavos limpios para un tutor. Si me hacen tutor se los pagaré a alguien para que me haga el curro. Supongo que habrá tortas… y me las llevaré yo.

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  2. Lola dice:

    Me sumo a ese estado tuyo, Javier. Todo produce una náusea permanente: qué asco.

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    • javierfpanadero dice:

      Y luego me da coraje, porque pienso que además de darme por saco, me amargan el resto del rato… joé. Pues paso, a disfrutar de lo bonito de la vida, y cuando llegue el momento a darles duro.

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