El rosa no existe… ni el blanco tampoco

10 marzo 2023

Ya sabemos que cualquier percepción es subjetiva y se produce por la intervención de los sentidos y el procesamiento del cerebro. En ese sentido podríamos decir que ningún color existe en realidad, que todo es un modelo del mundo que nos hacemos en la mente… pero el caso del rosa, me refiero al «magenta», es diferente. Hablemos de colores.

Llamamos luz a una estrecha porción del espectro electromangético que somos capaces de percibir por los ojos, que en la imagen etá ampliada para ver los colores que la componen.

Fuente

Esto quiere decir que cuando hablamos de una luz amarilla, como las de las lámparas de sodio de las tradicionales farolas, estamos hablando de unas ondas electromagnéticas de una longitud de onda de quinientos y pico nanometros.

Esta es la realidad física. ¿Cómo la percibe la retina?

En la retina hay dos tipos de células fotorreceptoras, los conos y los bastones. Los bastones son más sensibles y son capaces de activarse en condiciones de baja luminosidad, pero no nos dan información sobre el color (por eso aquello de «De noche todos los gatos son pardos»). Los conos, en cambio, nos dan información sobre el color, aunque necesiten de cierta intensidad para poder funcionar adecuadamente.

Hay tres tipos de conos, uno sensible al rojo, otro al verde y otro al azul.

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Fijémomos en varias cosas:

  • La respuesta de cada cono es máxima para un cierto color, pero también se extiende a colores próximos
  • Los conos no son igual de «sensibles». Por eso una luz azul se percibe menos «brillante» que una amarilla de la misma intensidad
  • La curva discontinua sería la sensibilidad «total» de la retina que podéis ver está centrada en el verde-amarillo.

Olvidándonos de la sensibilidad relativa, para que veamos más claras las «mezclas», tendríamos esta gráfica

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Analicemos varios casos:

Nota: Cuando digamos conos rojos, verdes o azules, queremos decir conos sensibles a esos colores, no que sean de ese color)

¿Qué ocurre cuando miramos una luz roja o azul? Los conos de los otros dos colores no se activan demasiado y nuestro cerebro, interpreta que si viene luz del «canal» rojo, es que será roja, lo mismo para la azul.

¿Qué ocurre en el caso del verde? Como la sensibilidad de los conos verdes es más alta relativamente (recordad la gráfica anterior) de nuevo, la señal que llega al cerebro del canal «verde» es relativamente mucho más intensa y percibimos verde.

¿Qué ocurre si miramos una luz de entre 400 y 500 nm, de color «cyan»? En este caso al cerebro llegará información de dos «canales», el azul y el verde. El cerebro interpreta que cuando le llega información azul y verde a la vez, el color que debe haber en la realidad es el cyan.

De manera similar, si miramos luz amarilla, serán los conos verde y rojo los que más señal mandarán al cerebro, quien interpreta que si le llega información del canal rojo y el verde es que la luz debe ser amarilla.

ATENCIÓN, ENTONCES. MUY IMPORTANTE.

NO es que la «SUMA» de rojo y verde sea igual al amarillo. Es que mi cerebro PERCIBE igual una mezcla de rojo y verde que un color amarillo puro.https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/e/e0/Synthese%2B.svg/800px-Synthese%2B.svg.png

Físicamente UNA onda de luz amarilla es algo muy diferente a DOS ondas una roja y una verde. Es mi limitada percepción la que percibe ambas cosas iguales.

Así que esta conocida figura de los colores primarios y secundarios luz, no explica un proceso físico de mezcla de luces, sino la percepción que tenemos, dado que sólo poseemos tres fotorreceptores.

Fuente

De la misma forma, cuando se estimulan los tres canales de color, el cerebro nos da la sensación «blanco» que NO ES NINGÚN COLOR concreto. No existe una onda electromagnética que sea blanca. Mirad el espectro si no me creéis.

La luz que viene del Sol decimos que es blanca, porque así la vemos pero, en realidad son muchas ondas correspondientes a colores distintos, como se puede ver si la hacemos pasar por un prisma o miramos el arco iris.

Con lo que ya sabemos, os daréis cuenta de que, para verla blanca, no es necesario que una radiación tenga TODOS los colores del espectro, bastaría con que tenga los suficientes para estimular los tres conos (un poco de rojo, de verde y de azul).

Esto, que puede entenderse como una limitación, lo usamos tecnológicamente a nuestro favor a la hora de construir nuestras pantallas.

Cada uno de los puntos que las componen (pixeles) están a su vez compuestos por TRES pequeños puntos, uno rojo, otro verde y otro azul.

Fuente

Haciendo que cada uno de ellos brille con distinta intensidad, podemos conseguir que nuestro cerebro «perciba» todos los posibles colores… SIN que estemos en realidad produciendo esos colores. Insisto, en lugar de producir luz amarilla, damos luz verde y roja, y al cerebro LE DA IGUAL.

Como curiosidad fijaos también que el «defecto» del ojo para percibir puntos muy pequeños también trabaja a nuestro favor en este caso para que nos parezca que la pantalla es continua.

Y, para terminar, volvamos al título, ¿qué pasa con el magenta?

Si te fijas en la sensibilidad de los conos, verás que entre los tres «cubren» todo el espectro. De manera que los colores intermedios estimulan los diferentes conos en distinto grado. Así es lógico que el cyan aparezca con el estímulo del azul y el verde y el amarillo con la estimulación del verde y el rojo, pero… ¿y el magenta? ¿Cuál es el resultado de estimular los dos conos extremos SIN estimular el cono central? ¿Cuál es el color «todos menos el verde»?

La sensación, la percepción es el magenta. De acuerdo. Ve a mirar el espectro. No está. No existe. No hay ningún color puro de ninguna longitud de onda que sea magenta.

Al igual que el blanco, no hay una onda que sea blanca. Lo que hay es una «sensación» que se produce ante cierto estímulo. Si me activas los tres conos, la sensación es blanco. Si me quitas la componente verde (sólo estimulas rojo y azul), la sensación es magenta. LA SENSACIÓN.

Quiza os incomode, quizá cueste verlo al principio… pero es una interesante reflexión, sobre todo por lo que cuenta implícitamente: El mundo que percibo, el modelo de la realidad que se crea en mi cerebro, es tan estrecho como mi capacidad de percibir y procesar.

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Mañana lo dejo

23 mayo 2020

¿Quién no lo ha dicho? ¿Quién no ha fracasado alguna vez tras decirlo?

No es fácil modificar hábitos, nada fácil. Hace poco os hablaba de «descerebrados».

Eso ya lo sabíais, pero hoy quería hablaros sobre la fe que, injustamente, tenemos en las «experiencias transformadoras».

No niego de su existencia, pero creo que las tenemos entronizadas como elementos de acción «casi» segura.

¿Cuántos no hemos reflexionado…

… sobre el rumbo de nuestra vida con ocasión de la muerte de alguien próximo?

… sobre hábitos saludables después de algún «susto», más o menos grave?

Sabéis que algunas de estas epifanías pueden provocar decisiones, a veces drásticas, que pueden empezar mañana, efectivamente, pero después… nos vamos enfriando… y acabamos en el «estado fundamental».

Algo que suele olvidarse es que es mucho más efectivo ir acumulando cambios sencillos, aunque no parezcan estar alterando nuestra cotidianidad, que intentar grandes cambios y fracasar.

En esto tiempos de confinamiento es probable que caigamos en algunas de estas cosas, por ejemplo:

Descuidar la alimentación

Descuidar la forma física (ojo que no digo el peso)

Pensar que la sociedad ha aprendido a valorar los servicios públicos.

Sólo hablaré de las dos primeras, para la última valga esta frase:

Las promesas, en papel de boletín oficial, por favor.

Os voy a dejar a un par de amigos que explican muy bien esto en sus campos respectivos.

Por ejemplo, sobre alimentación, @Nutri_daniel que no nos embarca en dietas que nos desagraden, en esclavizarnos al número que marca la báscula y nos habla más de construir pequeños hábitos saludables y «sostenibles».

Respecto del ejercicio físico, nuestro referente es Andrés @followero

Una de las cosas que suele contar es que esto que hacemos en verano (o quizá ahora) de andar una hora al día es incompatible con la mayoría de las agendas y algo que acabaremos abandonando. Aquí tenéis un vídeo con una tabla muy rápida, que podéis ajustar en carga o velocidad (mejor que en repeticiones) e incluir en (casi) cualquier vida, por ocupada que sea.

Apéndice…

Voy a añadir algo de mi cosecha sobre otro cambio complejo que es acostumbrarnos a donar, a repartir riqueza en nuestra proporción y responsabilidad.

Aquí os dejo una actividad que hago con mis alumnos de cuando en cuando y que quizá os anime también a adquirir una costumbre pequeña sostenible y proporcional en lugar de un gran esfuerzo puntual.


Lo Mejor Que Te Puede Pasar 10/05/2017

15 mayo 2017

Hoy hablamos de correlación y causalidad… ni sí, ni no. Hay deberes al final!


Lo Mejor Que Te Puede Pasar 03-05-2017

3 mayo 2017

Hoy hablamos de progresiones geométricas, vampiros, interés compuesto… y salen un par de Naukers


Lo Mejor Que Te Puede Pasar 25/01/2017

25 enero 2017

Hoy recordando a @DonMostrenco (aka Pablo Rodríguez) y su post La sonrisa del gorila, hemos hablado de no antropomorfizar…


Lo Mejor Que Te Puede Pasar 30/11/2016

30 noviembre 2016

Y… ¡vuelta la burra al trigo!

Contar la Belleza y la maravilla de la ciencia a quien no la conoce es una labor sagrada, aunque no todo el mundo lo crea y prefiera o valore más el boato y el oropel de otros lugares.

Así que es mi placer y mi privilegio, contaros que vive gente dentro de vosotros, si es que lo que llamáis vosotros es realmente vosotros.. bueno oídme y veréis…

Gracias de nuevo al este equipazo que también cree en ello y tanto parece disfrutarlo… y tanto me hacen disfrutar.

 


La llegada. Si no la has visto, no lo leas.

26 noviembre 2016

Os hablo de The Arrival (La llegada). Si aún no la has visto, aquí tienes el trailer, míralo, vete a ver la peli, y luego vuelves por aquí.

ALERTA SPOILER

Empecemos diciendo que la he visto hace menos de doce horas y que según va pasando el tiempo se me va quedando mejor regusto. Muy recomendable, más emocionante e inspiradora según va avanzando. No os la perdáis.

Vamos a aprovecharla para tratar algunos temas científicos y echamos el ratejo.

0. Los Simpsons vuelven a predecir el futuro.

Son Khan y Kodos, por Dios.

1. ¿Están súper avanzados y tengo que aprender yo su idioma?

Ir de visita por el espacio implica tener una tecnología que desde donde estamos se nos antoja casi mágica, ya sabéis, tercera ley de Clarke.

Hay un intento de comunicación en el propio idioma por ambas partes, pero parece que el curro lo tienen que hacer los pobres protagonistas, joé, ¿no tenéis un cursillo?

Aunque la parte de análisis se nos hurta, no sirve a la historia (no me quejo), sí que una mente perturbada inquisitiva, se pregunta cosas.

Sus elementos gráficos de comunicación son circunferencias con distintas estructuras, bastante complejas, eso nos dificulta pero nos permite más posibilidades. Por ejemplo si hago un anillo con una protuberancia puedo codificar dos símbolos, con protuberancia o sin ella. Si tengo dos, cuatro (sin-sin, sin-con, con-sin-, con-con), con tres ocho, etc. Si las estructuras som complejas, las combinaciones son tan numerosas como se desee. Me ha venido a la memoria esta charla de Guillermo Peris.

En medio de la peli se habla de que hay una hipótesis que dice que nuestro lenguaje conforma nuestra forma de pensar y que la inmersión  en un entorno de otro idioma reconfigurará nuestra estructura mental. Muy interesante y podría justificar que fuéramos nosotros los que tuviésemos que estudiar su lenguaje, pero también se ven imágenes del futuro en el que la profesora enseña este lenguaje e incluso escribe un libro explicándolo, así que es transmisible en nuestro idioma.

2. ¿Por qué temerles?

Habréis oído el dicho: «Si no puedes cambiarlo, ¿por qué te preocupas? Y si puedes cambiarlo, ¿por qué te preocupas?»

Estamos absolutamente a su merced, como decíamos antes, la tecnología que manejan les posibilita hacer lo que deseen sin más. Todo el despliegue militar o cualquier amenaza por nuestra parte es risible. Otra cosa es el que se haga para contener a la población de por aquí por el pánico.

En mi particular opinión, no compartida por Hawking, los extraterrestres no me dan miedo.  Aquí ya hemos tenido la segunda mitad del siglo veinte para saber lo peligrosa que es para una civilización el desarrollo de la tecnología. En mi particular opinión, insisto, una civilización «maligna» no pasaría de cierto desarrollo tecnológico sin destruirse o «reiniciarse».

3. ¿Esa es la manera más cortés de presentarse?

Supongo que como las malas noticias no hay forma buena de darlas, pero sí las hay muy malas, y las hay pésimas.

¿Doce naves enormes?

Joder, la gente entra en pánico, hay muertes… de hecho en la peli se está a punto de desencadenar una guerra. Hecho que no se soluciona por un buen diseño de la estrategia, sino por la buena estrella de dar con nuestra encantadora protagonista. Salvo predestinación, de la que hablamos en un rato.

¿No puedes mandar algo más pequeño, o menos amenazador? ¿Una sonda? ¿Un mensaje? ¿Quedarte lejos? ¿Mandar un whatsapp?

En nuestras «conquistas» hemos sido mucho más gañanes, pero insisto que el viaje presupone mayor evolución que la que teníamos.

Podría argumentarse el elemento de predestinación para decir que ellos ya «sabían» que iba a ir todo bien y al final nos íbamos a poner todos de acuerdo y tal… el tema es contárselo a los muertos, estar predestinado a la mierda nunca ha sentado bien. Pero vaya, asumiendo esto, tampoco podrían haber decidido hacerlo de otra forma… de hecho no hay nada que decidir. Complicado.

4. Viajes en el tiempo

De momento el único viaje en el tiempo que dominamos es el de «Ir hacia el futuro al ritmo de un segundo por segundo».

Es cierto que nuestra prota no viaja al futuro, sino que percibe imágenes y recibe información que utiliza.

Aquí surgen muchos problemas con la causalidad, cuando ella usa la información que ha recibido en su vistazo al futuro en el presente se genera un bucle sin causa. Sabe lo que tiene que decir al general chino porque se lo dice él en el futuro y él lo sabe porque se lo dijo ella en el pasado.

Otro problema es el del libre albedrío, algo muy discutido por todos nuestros condicionamientos (genéticos, culturales, etc.), pero aquí es una negación de eso más fundamental. No hay libre albedrío porque todo va a suceder de cierta forma, el paso del tiempo no es más que un flujo de conciencia por una sucesión de hechos inamovibles.

Independientemente del disgusto filosófico que nos produzca esto, tiene un problema según la física que conocemos. El caos.

Desde hace tiempo nos hemos dado cuenta de que los sistemas son impredecibles, salvo pocos ejemplos (y como modelos). Con esto queremos decir que, con pequeñas variaciones de las condiciones iniciales de un sistema los futuros puedes ser completamente divergentes. Es aquello del efecto mariposa, «Una mariposa mueve las alas en Japón y llueve en Nueva York».

Sí podemos encontrar en sistemas zonas de funcionamiento estables, como nuestro sistema solar, la tormentaca de Júpiter (la mancha roja),  o nuestro clima. Pero nada nos asegura que antes cierto estímulo, no nos salgamos de esta zona estable y vayamos quién sabe dónde.

El futuro no es predecible… por eso disculpamos a los meteorólogos y sus predicciones.

Muchas elucubraciones científicas y filosóficas se han hecho sobre el tiempo que podrían llegar a conciliar en parte ciertas cosas, por ejemplo. Uso «elucubraciones» porque a día de hoy no hay evidencia científica ni indicios que nos lleven a pensar que lo siguiente que voy a poner sea así.

Infinitas líneas temporales.

Cada vez que exista una posibilidad de elección se crean dos universos. En realidad esta variabilidad es constante e infinita, por lo que habría una infinidad de universos en los que podrían darse todas las variantes posibles. La conciencia iría haciendo un viaje particular, cambiando de vía en cada opción… o mejor, habría infinitas variantes mías recorriendo todos los caminos posibles y de todas las formas posibles.

Esto podría solucionar el problema del libre albedrío, porque habría futuros donde habrían disparado a nuestra prota antes de haber podido hablar con el general y habríamos entrado en una guerra global, por ejemplo. Pero esta solución nos cuesta una infinidad de problemas, ¿quién o cuál de ellos soy yo, o soy todos? Aunque no es un problema tener problemas… nadie nos dijo que esto fuera cognoscible.

La naturaleza del tiempo en física es complicada, como se suele decir «Si no me preguntas sé lo que es, pero no puedo explicártelo si me lo preguntas». Lo que sí tenemos claro, hoy en día, es que el tiempo discurre en un sentido, lo que llamamos la flecha del tiempo. Hay varias «flechas», quizá la más entendible es la que marca el aumento de entropía. Dejadme que os cuente.

Hemos visto en el universo una tendencia a «homogeneizarse», lo que se suele llamar desorden. Para ser más precisos diríamos que a tener un «macroestado» compatible con el mayor  número de «microestados». ¿Cuántas maneras hay de poner cien garbanzos al lado de cien alubias? ¿Cuántas de que estén todos juntos? De esta forma entendemos que el universo se «moverá» hacia este segundo estado. Te pondré otro ejemplo típico. Un vídeo de una mesa de billar vista desde arriba, las bolas colocadas formando un triángulo, llega una bola blanca, las golpea y se empiezan a mover. Ahora otro vídeo, un montòn de bolas moviéndose que chocan juntas, se quedan formando un triángulo y sale despedida, sola, la bola blanca. ¿Cuál de los dos vídeos está puesto «al revés»? Parece evidente, pero según las leyes de los choques, ambos son posibles. Aquí es donde entra eso de que el universo parece evolucionar hacia un estado de más entropía.

Si el tiempo se mueve en una dirección, hay antes y después, aunque ya sabemos que el espacio-tiempo se deforma y los relojes no van todos igual según el sistema de referencia, gracias al tío Einstein, y hay formas de establecer si un hecho puede ser causa de otro o no, al menos desde el punto de vista temporal.

En la peli esta causalidad se hace difícil de percibir, la prota pregunta al otro prota si cambiaría algo de su vida si pudiera. En esos momentos ella se encuentra en un estado «zen» de aceptación y disfrute de las cosas tal y como son y como «van a ser», con esta predestinación que nos cuentan, de hecho, la pregunta carece de sentido: No podría cambiar nada.

6. Gravedad

Cuando los humanos entran a la nave la gravedad de la Tierra parece anularse y comienzan a andar por las paredes atraídos por una gravedad artificial similar a la terrestre.

Anda que no mola. Pero tenemos muchos problemas con eso.

En la electricidad tenemos cargas positivas y negativas, de esa forma combinándolas podemos generar campos que anulen otros de forma que podemos hacer que una carga positiva sea «invisible» si la rodeo de cargas negativas con el mismo valor. Pero en la gravedad, todo es atracción. Así que, no importa lo lejos que esté una masa, seguiremos sintiendo la atracción que ejerce sobre mi masa aunque esté donde esté. Giramos alrededor del Sol… y del centro de la galaxia.

Si queréis pensar en la gravedad de una forma más moderna (y correcta), recurriendo al tío Albert de nuevo, ahora pensamos que las masas deforman el puro espacio-tiempo, así que, no soy sólo yo el que se mueve, cualquier cosa que discurra por esa zona seguirá una trayectoria curvada, porque el «suelo» está «torcido». Lo hemos comprobado con la luz, que no tiene masa, y también se curva. Una bonita metáfora de esto es mirar al cielo a través de una ventana en la que hay una gota, la deformación de la imagen a través de la gota se parece a la deformación que vemos con los telescopios cuando miramos cerca de algún objeto masivo. Más aún, igual que las gotas de agua, por su curvatura, pueden hacer de lupa y ampliar, podemos usar estrellas y galaxias como lentes gravitacionales.

Por lo tanto, con nuestra física no sabemos anular esa gravedad terrestre o «crear» gravedad nueva. Bueno salvo un par de trucos, por ejemplo, si nos ponemos en órbita, lo que puede entenderse como que estamos en caída libre pero sin llegar a tocar el suelo, sí que andaremos flotando, como el que cae desde un avión. También podemos poner a una nave que tenga que viajar muy lejos a girar en torno a su eje para que lo que es «fuerza centrífuga» lo percibamos como «gravedad». La misma sensación que tenéis cuando dais una curva fuerte o en atracciones de feria.

7. ¿Es el inglés el mejor idioma para comunicarnos con extraterrestres?

El inglés tiene muchos problemas comunes a todas las lenguas en mayor o menor medida: Prolijo en normas, irregularidades, diferencia entre grafías y pronunciación, sinonimia, polisemia, etc. Un follón, como todo lo que se hace de manera no sistemática y evoluciona a su bola.

Además en esta peli contamos con una experta. ¿Por qué no esperanto, una lengua que se ha «construido» para que sea sencilla? ¿Por qué no un lenguaje matemático como Lincos? Hemos mirado lejos en el universo y sabemos que las matemáticas son fácilmente abstraíbles de todo lo que se ve por ahí. El número pi será el cociente entre el contorno y el diámetro de cualquier estrella en cualquier galaxia, de cualquier burbuja en cualquier líquido… Un extraterrestre conoce pi, con poco que haya ido al cole.

El lenguaje natural adolece además de una imprecisión que intentamos solucionar con el contexto, el lenguaje no verbal, pero que es fruto de nuestra propia comprensión parcial del mundo e incapacidad de comunicarnos. Esto lo saben los que se dedican a la programación de máquinas, a las que no se les puede decir «Echa un poco de sal», «La ropa a lavar está bastante sucia», sin que se les dé un valor o se las entrene a interpretarlo ellas por su cuenta, como hacemos en los últimos tiempos.

8. Individuos o enjambre

Algo que me sorprendió que se asumiera sin más es el carácter individual de las dos «sepias».

Nosotros mismos somos un montón de chicha, una pila de filetes, un grupo de millones de células juntas (humanas y no humanas -microbiota-), que de pronto se hacen llamar «yo». No somos un organismo, somos un «superorganismo», un conjunto de seres vivos en simbiosis que de repente exhibe propiedades de grupo, más allá de la suma de las partes, lo que se llama una inteligencia de enjambre.

En los bichos como nosotros, nuestros elementos están «juntos», pero en otros superorganismos, son móviles, como un hormiguero o un enjambre de abejas.

¿Quién nos aseguraba al principio que el par de calamares no eran párate de una «conciencia-colmena», dos unidades, pero que hablaban como uno? ¿Te imaginas dirigirte por separado a una de mis orejas y a la otra?

No sabemos cómo surgen esas propiedades emergentes, lo vemos, lo cuantificamos, pero no lo entendemos bien. No nos entendemos bien a nosotros, no sabemos la forma en la que surge la conciencia de estos cuerpos nuestros. Estamos empezando a replicar esto en programas y robots, con cierto éxito, copiando a la naturaleza (biomimesis), y hay quien teme que solamente por la acumulación de potencia de cálculo, un día un robot o un programa diga: Yo soy. No es que no fuera a molar mucho, la cosa es que va a decir después, qué decisiones va a tomar, cómo van a afectarnos, procederá a competir por recursos, le concedemos derechos.. un lío oiga.

9. Líquido en un líquido.

Cómo escriben es toda una movida. Echan un poco de «tinta» que flota en el agua y adopta la forma del ideograma correspondiente con bastante con bastante nitidez.

Es claro que la forma no «sale hecha» de sus orificios, así que tenemos que imaginarnos una manera de producirla después. A mí se me ocurre hacerlo con maicena (es lo que tenemos los popularizadores, que no salimos de la maicena y el vinagre). Os cuento.

La viscosidad de un fluido es lo que se resiste a «fluir», de hecho podríamos definir un sólido como un líquido extremadamente viscoso. Esta propiedad no tiene por qué tener un valor constante y puede variar con distintos estímulos externos, según el fluido del que se trate. Por ejemplo, con la fuerza que se aplique.

Todos hemos golpeado el culo de una botella de ketchup para que fluya más fácilmente que dejándolo caer, y algunos golpeamos una mezcla de maicena (harina de maíz) para que se vuelva casi sólida momentáneamente. Aquí me podéis ver haciéndolo.

Hay un experimento muy divertido en el que se echa esa mezcla sobre un altavoz y por la vibración, que comprime y expande el fluido, se van produciendo «dedos» que suben y bajan… un monstruo de maicena.

El truco sería producir ondas estacionarias que «dibujaran» zonas de mayor vibración y otras de menos donde ese líquido se quedase «más sólido» conformando el ideograma.

Quizá hayáis visto también cómo se puede mantener gotas de agua flotando en el aire con ondas estacionarias.

Las ondas estacionarias se producen cuando una onda viaja en un sentido y se encuentra con otra que lo hace en sentido contrario, según como vibre puede reforzarse en unos puntos y anularse en otros, de manera que queda como «quieta» y sólo vemos que en unos puntos hay mucha vibración y en otros ninguna. Se puede hacer con cualquier onda, luz, sonido… De hecho, esas zonas frías de la comida que calientas en el microondas son lugares donde las ondas que rebotan por dentro se han anulado y no han hecho vibrar el alimento.

En lugar de usar un líquido no newtoniano, que se llaman, podría usar un líquido con elementos metálicos que fuera sensible a los campos electromagnéticos, pero en cualquier caso, tengo problemas con la generación de las ondas estacionarias. ¿Cómo hacen la onda «de vuelta»? Me quedaría más a gusto si formaran el ideograma entre las dos manos.

10. ¿Cómo ven?

Nunca vimos sus ojos, o yo estaba despistado, pero eran capaces de percibir a los humanos. Aquí podemos tirar de Daredevil, o de los murciélagos si sois menos frikis, o de las ecografías, si sois papás. Con una emisión de sonidos audibles o ultrasonidos puede uno formarse una imagen bastante buena de los objetos.

Os dejo como deberes, cuando la calle esté solitaria y con poca compañía o igual de rara que vosotros, a que cerréis los ojos y vayáis haciendo chasquidos con la boca, escuchando el eco podéis «ver» el entorno. He visto documentales de ciegos que son capaces de percibir árboles y dar una estimación muy buena de su altura. Para nosotros puede bastar con ir al lado de una pared y averiguar cuándo hay un portal o hemos llegado a  la esquina.

En un sistema sofisticado tendríamos también información sobre la rugosidad de la superficie y dependiendo de la capacidad de penetración de nuestros ultrasonidos, de la naturaleza de los materiales que atravesamos (como pasa en la ecografía).. pero el color, nanay, y nuestros amigos usaban una pizarra.

Los estímulos externos son muy variados, luz y su frecuencia, sonido y la suya, etc. Una de las primeras cosas que deberíamos hacer sería encontrar la  «intersección» entre los rangos de percepción de ambas especies. Alguien que se comunique con olores podría encontrar a unos «oyentes» muy torpes aquí. Además de nuestro limitado olfato, ni siquiera podemos detectar la dirección de origen con facilidad. Imagina alguien que codifique en esas características no percibidas su mensaje.

Y podría seguir… pero ya está bien, os he dedicado un buen rato, ¿eh?

Simplemente recordaros que la ciencia, el conocimiento, no nos estorba para percibir la Belleza de las cosas, nos hace ver mucha más.


Ni lo ves, ni te acuerdas…

4 febrero 2016

Lo que llamas percibir incluye, además de los límites de tus «sensores», la interpretación que hace tu coco. Por lo tanto, no es un fiel reflejo de lo que haya sucedido.

Por ejemplo

Logo Carrefour 1966

Fuente: Wikipedia

Quizá pienses que en este logo hay una C, pero en realidad hay algo así como una flecha azul y un triángulo curvo rojo… es tu encéfalo el que completa la C.

También se ha podido comprobar, en estudios, que la memoria se distorsiona y que es incluso posible inducir recuerdos falsos solamente conversando con alguien. Casos tan espeluznantes como víctimas que violación que recordaban al violador que… no fue.

Por lo tanto:

Lo percibido ha sido interpretado y, lo que recuerdas, reinterpretado cada vez que lo invocaste.

Ni una cosa ni la otra son un reflejo o un registro fiel de lo que haya ocurrido.
 


¿Razona tu respuesta? Paso de ti.

15 abril 2015

Este post ha sido previamente publicado en Naukas

Esta podría ser la charla con contenido más impactante del evento Naukas del pasado septiembre. Cortesía de Rosa Porcel (@bioamara)

http://lacienciadeamara.blogspot.com.es/2015/02/dicen-que-no-hablan-las-plantas.html

Luego te la ves despacio, el bombazo fue que: Las plantas oyen, OYEN… ¿Me estás escuchando? O-Y-E-N

No es que el sonido las haga vibrar y moverse, no, es que lo detectan e INTERPRETAN… y reaccionan ante sonidos específicos, como el de orugas comiendo hojas.

¡Venga, tronco, que te pires! Es la única respuesta proporcional que se me ocurre.

Y ahora va la tía y nos lo explica.

¿Sabes una cosa? No me importa que me lo explique.

Eso de que las plantas oyen no lo acepto porque me guste la explicación que me da, los mecanismos que propone… todo eso me da igual.

Esto es ciencia, aquí no decimos que pasa algo porque nos parece lógico o porque sepamos organizar un discurso que suene bien y que lo explique.

Aquí:

ALGO SUCEDE PORQUE SUCEDE

Más tarde nos matamos buscando una explicación que suene razonable, un marco conceptual nuevo, o una manera de cuadrar este hecho en las teorías existentes. Pero todo eso es basura si el hecho no sucede, y si sucede, si lo observamos, entonces la explicación no lo hace más real. La explicación es principalmente para tranquilizarnos a nosotros… para intentar verle algo de sentido a este mundo extraño, pero la realidad del fenómeno no tiene discusión en una disciplina cuyo criterio de certeza es empírico.

La ciencia está llena de hechos que nos suenan raros, estúpidos o directamente imposibles y que hemos aceptado por la única razón que sirve aquí, porque SU-CE-DEN.

Así que, sí que hay una diferencia entre tu vecina hablando con su geranio y lo que nos cuenta Rosa. Esto segundo ha sido comprobado, se ha experimentado en condiciones controladas y reproducibles. Lo de tu vecina… te lo dejamos a ti que le pases el filtro de la evidencia científica.

Esto me viene a la cabeza a raíz de cómo argumentamos con mucha frecuencia contra pseudociencias. Hablamos, hablamos… del campo electromagnético, de neuronas, de mil cosas… Todo muy bonito y muy bien hilado. Pero queridos, todo eso NO PRUEBA que esas cosas no funcionen. Eso podría valer en otra disciplina donde la forma de argumentar o la autoridad de quien argumenta sean el criterio de verdad. Aquí no. Aquí la única argumentación es:

NO FUNCIONA PORQUE… NO FUNCIONA.

No olvidemos que somos un saber empírico, eso es lo que nos construyó y lo que trajo este progreso enorme a la humanidad, eso es lo que somos.

Por lo tanto, no me cuentes movidas, no me calientes la oreja, no me razones la respuesta… muéstrame que funciona.


¿Por qué os gustan los malotes?

12 febrero 2015

Marlon Brando Streetcar 1948 d

Qué mejor día que el Día de Darwin para preguntaros, mujeres, ¿por qué os gustan los malotes?

Quizá os dijeron que la teoría de la evolución enseñaba que las características más «fuertes» eran las que perduraban, pues no.

Quizá os dijeron que eran las características que mejor se adaptaban al medio, las que perduraban o se veían favorecidas, y os dijeron que se llamaba selección natural, pues tampoco.

Son las características con las que más se folla. Disculpen.

¿De qué me vale que mis mutaciones sean chupiguays si no hay hembra que ME SE acerque? ¿Cómo se transmitirían esos genes? Por mucho tiempo que dure vivo en ese ambiente al que estoy tan bien adaptado, si no chingo, mis genes salen del pool genético de la especie.

Y aquí nos preguntamos, hembras humanas, ¿por qué los malotes? ¿POR QUÉ?

Os hacen sufrir y si aún no, sabéis que lo harán… pero despreciáis a los cariñosos, sencillos, amables… por Marlon Brando o Cincuenta hostias de Grey…

También tenéis razón en decir que entretanto nosotros perseguimos a hembras de tetas gordas (o a las misteriosas, que no sé qué es peor), pero tengo una disculpa: Dice mi psicólogo evolutivo que es porque pensamos que así amamantarán mejor a nuestra descendencia…

Si somos sinceros… creo que cuando corremos detrás de tetas gordas no estamos pensando en que amamanten a nuestra descendencia… ni creo que tampoco pensemos en tener descendencia… No parece ser la idea más excitante para lanzarse a la yunta, tal y como la estamos planteando, por puro deseo físico.

Y de vuestros malotes podría decirse que solían ser más fuertes, o más arrojados y garantizaban una mejor protección y una prole más fuerte… No sé, me cuesta pensar en que esas sean vuestras ideas cuando queréis desmontar a Brando de su moto y darle lo suyo.

Puede que nuestro deseo de machos sea tan inconsciente como vuestro deseo por el malote. Lo que queda claro es que nuestros tatarabuelos han tenido «malotitos» que han tenido más «malotitos»… y esa característica ha probado ser evolutivamente favorable. Vaya, que tardan más en darse una hostia con la moto, que en pillar cacho y además dar en la diana.

¿Qué misteriosa fuerza nos arrastra a buscar esas parejas disfuncionales que nos hacen sufrirrrr?

Como buen profesor… ¡Os lo dejo como ejercicio!

En todo caso, celebremos que tú y yo somos el resultado de una selección de millones de años… así que a ver si nuestro comportamiento está a la altura.


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