¿Paramos las muerte anunciadas o pagamos indemnizaciones?

Salgo a dar una vuelta y me doy cuenta de que están cerradas muchas tiendas, incluido el banco donde tengo mi cuenta, lo que me recuerda que nuestro sistema está basado en la confianza.

Yo confío en poder recuperar mi dinero, en que los alimentos volverán a estar en las estanterías el lunes y que, cuando vuelva a casa, del grifo volverá a salir agua potable y habrá electricidad de los enchufes (no vivo en la Cañada Real, claro.)

Si esto no fuera así, yo andaría asegurando una reserva de agua, comida y recursos suficientes para los próximos días, incluso puede que tuviera que «pactar a hostias» el respeto a mi hogar.

Como veis, si quebramos esta confianza, podemos acabar en la ley de la jungla.

Estaba pensando en esto al hilo de lo que ha ocurrido en las residencias y las muertes de ancianos sin atención médica.

Empiezan a salir a la luz los casos individuales que bosquejan una clara imagen de la situación general que amerita el adjetivo de dantesca.

Los familiares y supervivientes nos hablan de numerosas quejas y avisos, de normas que no se cumplían, de que ni atendían a los enfermos ni les dejaban llevárselos para atenderlos, de acudir a los tribunales y que no les hicieran caso, ante incumplimientos flagrantes.

Incluso escuchamos a algunos abogados y jueces preguntándose para qué sirve litigar entonces y para qué sirve el sistema jurídico.

Es posible que alcancemos justicia, que se depuren responsabilidades, que más de uno acabe en la cárcel, que se evalúen indemnizaciones, pero los hijos que luchaban por salvar las vidas de sus padres, han tenido que enterrarlos.

¿Diría yo que la justicia no «sirve»? No tanto, pero se podría decir que si su efectividad resulta diferida unos años o una generación… entonces estamos ante la quiebra del contrato social.

Se suele decir que la justicia lenta no es justa, pero es que ni llega a ser justicia. Puede acabar en algo así como una empresa de seguros que abonase indemnizaciones y castigase al culpable, en el futuro, pero no será capaz de garantizar la seguridad de los ciudadanos en el presente.

Si en la próxima crisis no se cumplen las condiciones legales y sanitarias mínimas allá donde estén nuestros familiares más vulnerables, si denunciar no es la manera de atajar su camino a la muerte ¿qué debemos hacer? ¿Vamos para allá armados? ¿Nos quemamos a lo bonzo? Yo no quiero vivir en una sociedad (?) así y no quiero actuar así, pero tampoco quiero enterrar a nadie por una muerte innecesaria y evitable.

Necesitamos tener un sistema legal al que apelar cuando la vulneración de nuestros derechos ponga en peligro nuestars vidas, necesitamos que la aplicación de sus medidas sean rápidas y efectivas, necesitamos SISTEMAS, una vez más. La alternativa es terrible.

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2 Responses to ¿Paramos las muerte anunciadas o pagamos indemnizaciones?

  1. libreoyente dice:

    Ciertamente, y necesitamos también un nuevo contrato social, de verdad basado en la humanidad y en la justicia a la que aludes. Estamos en un momento crucial, o tiramos por una nueva senda o por la actual nos encaminamos al precipicio.

    Me gusta

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