El diablo está en los detalles… y dios también

San Miguel vence a Satán

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El detalle es crucial porque es lo que fija realmente el marco en el que te mueves. La ausencia de ese detalle lo dejará todo al albur de las circunstancias o las decisiones personales de quienes estén al cargo y eso, frecuentemente, es fuente de problemas.

En lo científico no podemos dejar de marcar los parámetros y los límites de los modelos que aplicamos, porque fuera de ahí los resultados pueden ser inservibles o susceptibles de mala interpretación.

Un ejemplo que me gusta mucho es la popular báscula. Te subes encima y lees los kilogramos de tu masa, porque ojo, el peso se mide en Newtons. Pero es que lo que mide «por dentro» la báscula es peso, lo que pasa es que te lo «traduce» a kilogramos de masa. ¿Por qué te digo que mide peso? Porque está viendo con que fuerza la «empujas» hacia abajo, que es la fuerza con la que te atrae la Tierra, y esa es la definición de peso.

Fíjate que he dicho «traduce» de peso a masa. Quizá se podría pensar que es un cambio de unidades, como si pasamos de metros a centímetros o de euros a dólares. Distintas unidades, distintas formas de medir lo mismo, pero es que el peso y la masa NO son lo mismo.

La masa es la cantidad de materia que tienes y el peso es la fuerza con la que te atrae el planeta en el que estás. Son cosas distintas.

¿Qué ocurre si me llevo una báscula a la Luna y leo la pantalla al subirme? Pues que pone que tengo menos kilogramos, algo que es FALSO. Pesaré seis veces menos, porque la Luna es más pequeña que la Tierra, pero tengo la misma «chicha», los mismos kilogramos. Por lo tanto, usar una báscula en la Luna, es estar «fuera de parámetros» o «fuera del modelo» donde Masa = Peso/9.81 m/s2.

Con las mismas, si consideramos que una partícula vaya a más velocidad que la de la luz en el vacío y metemos los valores en las ecuaciones de la relatividad de Einstein son saldrá que el tiempo va hacia atrás, número imaginarios en otras magnitudes… pero no debemos aceptar esas conclusiones porque estamos fuera del ámbito de aplicación del modelo.

Quizá estoy tan acostumbrado a que se hagan explícitos los parámetros y las condiciones de los sistemas que no puedo dejar de ver los agujeros que se dan en las leyes de los hombres. Mirad.

«Este es tu jefe, debes obedecerle».

Hostias (perdón), ¿así sin más? ¿Sin ni siquiera un marco espacio-temporal? Perdonen pero es que los favores sexuales que la frase (tal cual) admite, al menos me gustaría poder hacerlos en el tradicional horario laboral y en mi puesto de trabajo.

Algo que aquí en España se echa mucho de menos y que me cuentan que es más popular en (el resto) de Europa, es lo que se llama «job description», una hoja donde pone cuáles son tus deberes y obligaciones con el detalle pertinente. Tú puedes ser mi jefe, pero si mi trabajo es organizar archivos, no me pidas que te traiga un café.

Es curioso que estas cosas se perciban como una desagradable limitación, como pasa también con los presupuestos, las condiciones de separación de las parejas, el reparto de obligaciones en empresas/proyectos con familiares o amigos. El detalle parece ser de miserables. Lo que olvidan es que ese detalle nos protege a todos.

Si un fontanero me hace un presupuesto detallado, nos atamos los dos para protección del otro. Ahí está todo lo que puedo exigir como cliente (para mi protección) y lo que no (para su protección). Además esto se estudia previamente y se acuerda como adecuado, algo que también evitará las quejas posteriores.

En una separación de pareja y para la organización de la vida de ambos, ¿no será mejor saber qué día, a qué hora y en qué lugar hay que llevar a los hijos para que se encargue la otra parte? ¿No son detalles que alguien tiene que decidir para que el hecho pueda llevarse a cabo? ¿No es mejor que esté claro previamente para que todo el mundo pueda organizarse? Si no estuviera decidido, ¿quién y cuándo lo va a decidir? ¿No es eso perjudicial para la otra parte?

Como es fácil de entender, estos detalles pueden ser susceptibles de excepciones con el acuerdo de ambas partes de manera puntual y para mejora común, o como un favor, pero no olvidéis que también es interesante que quede claro cuándo se hace un favor. Y ya sabéis lo que pasa cuando has hecho noventa y nueve veces un favor y un día les dices que no puedes.

La falta de parámetros crea indefensión. Así de claro lo veo yo.

Sean concretos, explícitos y detallados.

2 Responses to El diablo está en los detalles… y dios también

  1. […] ya os conté haciendo tiempo, el diablo está en los detalles… y dios también. Lo que necesitamos son concreciones y detalles, que requieren del conocimiento experto, y eso es […]

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  2. […] El diablo está en los detalles (y dios también) pero vaya, si queréis extremos, no hay problema. Yo me dedico a la función pública, a educar chavales y a publicar divulgación. Así que sois todos unos cabrones menos yo. Sencillo, ¿no? Bueno, aquí no jugamos a eso. […]

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