Me divierto mal. Elogio del entretenimiento de mierda

Fuente: MemeGenerator

Queridos míos, lo confieso. Me divierto mal.

Veo programas de corazón, realities, pelis simplonas, juego al buscaminas y al cinquillo.

En ocasiones me lo dicen directamente, «¡¿Cómo puedes ver eso!?» y otras veces, metiéndose con otros, se meten implícitamente conmigo.

Parecen querer decir que es un mal alimento para una buena mente o la «comida» correspondiente para quien no da más de sí.

Estoy en franco desacuerdo y desde dos perspectivas diferentes. Os cuento.

Primero:

Voy a aceptar el juego de definirnos por lo que hacemos, para no mezclar discusiones.

Me resulta curioso que juzguemos a alguien por lo que hace durante un momento, ¿no sería mejor mirar qué hace el resto del tiempo? Este Panadero vuestro, en particular, está metido en unos cuantos follones de muy variado pelaje. ¿Qué faceta elegiremos para definirme? ¿El rato que estoy jugando al buscaminas, en el que soy casi un vegetal? Os aseguro que no es lo más sofisticado que hago… aunque tampoco lo más pedestre. Suelo visitar el baño a diario.

Quizá sería más interesante saber qué cosa configura de manera principal mi pensamiento, si seguís empeñados en etiquetarme con sólo una faceta. ¿De donde extraigo las ideas que configuran mi propósito, mi manera de ser, mis sentimientos, mi forma de comportarme con los otros?

Si mi esquema de valores se deriva de lo que concluyo al leer prensa del corazón, quizá sí que merezco el desprecio que me brindaban aquellos, pero piensa que igual estoy hasta los huevos de plantearme la inevitabilidad de la incertidumbre, el sueño de la dualidad o la puta mecánica cuántica, y me estoy tomando un descansito.

Por otra parte, ¿sabes en qué pienso o cómo proceso lo que estoy viendo? Supongo que estarás al tanto de que nuestra forma de pensar y conocimientos previos hace que estemos viendo cosas diferentes. Por ejemplo, un día viendo al guapo de Brad Pitt en Troya, empecé a componer este poema sobre el anhelo de trascendencia. Pero tranquilo, que no siempre estoy así de intenso, otro día sólo estoy disfrutando de cómo reparten guantazos.

Así que, ya ves, incluso aceptando la limitación de definir a la gente por lo que hace en lugar de por lo que es, y aceptando reducir sus múltiples facetas a sólo algunas, haremos bien en ser cuidadosos en elegir cuáles son las más representativas. Pero no acaba aquí la cosa…

Segundo: ¿Por qué es tan mala la «telebasura», por ejemplo? ¿Es perjudicial meter ese tipo de ideas y contenidos en nuestras mentes? Venga, voy a jugar a eso también.

Entonces descansar mi mente viendo esto está mal, personas distorsionadas, valores deplorables, contenido intelectual ausente, vale, vale… lo compro. Entonces, ¿qué es lo que está bien? Porque ahora quiero mirar con ese detalle el ocio «bueno», el cultural, el de los que se saben divertir «adecuadamente».

¿Habéis reparado en que esa ficción «correcta» está plagada de horrores? Tenemos dramas, crímenes retorcidos, personajes horribles, maldad a manta… ¿No es malo descansar mi mente sobre ese horror? Si leo unas buenas violaciones con desmembramientos posteriores, ¿no será malo para mi mente porque está «bien escrito»?

Si elegís aceptar la idea «Lo que consumes, afecta a tu pensamiento» nos tocaría admitir que leer o ver ciertas cosas «apropiadas» también nos resultará dañino, o pasar a censurar obras clásicas completas y eliminar a muchos personajes de las demás. Mal asunto, ¿eh?

Concluiremos, por lo tanto, que no es tan sencillo (al menos) como se suele hacer ver.

Quizá llegue un día en el que la propia contemplación del Ser llene el tiempo en el que la Vida no me demande acción, pero mientras tanto, no me toques las narices preguntándome por la dualidad onda corpúsculo si estoy comiendo churros, que hay tiempo para todo, hombre.