El héroe que no eres

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Los relatos de héroes llevan acompañándonos desde que nos reuníamos alrededor del fuego a escucharlos hasta nuestros días.

Hazañas fantásticas en el extremo de lo posible, renuncias terribles en pos del bien común. Al final de las historias, algunos no acababan muy bien, pero seguían despertando nuestra admiración. Su vida tenía sentido. Queríamos ser como ellos.

Es curioso cómo el relato del héroe ha dominado gran parte de nuestra cultura. Si os fijáis, hasta la Historia se ha articulado, en muchas ocasiones, alrededor de figuras heroicas que eran las que, según el relato que nos hacíamos del pasado, habían conseguido que las cosas “pasaran”. Incluso hay muchos movimientos donde se prima el grupo por encima del individuo pero que han sido inspirados y son encabezados por “líderes”.

Hoy en día lo decimos como un halago y hay muchos movimientos que rescatan “héroes” pasados (más o menos discutibles) como encarnaciones de sus principios.

Es curioso imaginar qué pensarían de estos “seguidores” esos héroes si pudieran aparecerse ante ellos y escucharles. Desde los fundadores de muchas religiones a aquellos guerreros que se idolatran desde ciertos partidos políticos.

Es curioso ver lo poco que nos parecemos a nuestros “héroes”.

¿Tú crees que eres el digno “heredero” de aquel que lo dio todo por los demás, luchó en batallas terribles, arriesgó su vida en gestas casi imposibles? Solo lo pregunto porque es fácil que esta cuestión te pille comiendo Doritos o tomando una cerveza en tu sofá. Quizá lleguemos a la altura del Quijote, como mucho, pero más por la falta de cordura que por el compromiso con los propios principios.

No, no eres un héroe.

Casi seguro que no. Alguno hay, pero no suele pavonearse de ello. De hecho le dedicaré este post a una gran persona que iba a donar un riñón en vida a un familiar, pero no la verás en banderas ni en altares.

Es raro que te diga que no eres un héroe, ¿verdad? Sobre todo porque te lo han llamado más de una vez, pero te han mentido, discúlpame, te estaban engañando para aprovecharse de ti.

Me explicaré.

Cuando tienes que pagar tus elementos de seguridad en tu trabajo no eres un héroe, eres un trabajador explotado.

Cuando cubres el trabajo de otros, además de hacer el tuyo, no eres un héroe, eres un trabajador explotado.

Cuando salvas una situación que se planificó mal adrede para ahorrar recursos, no eres un héroe, eres un trabajador explotado.

Cuando trabajas en cualquier cosa para dar de comer a tu familia, no eres un héroe, eres pobre y en un país sin un buen sistema de garantía de ingresos.

Cuando te endeudas para pagar la atención sanitaria de un ser querido, no eres un héroe, eres pobre y en un país sin un buen sistema sanitario.

Cuando dejas que en tus entorno te trate mal “la familia”, “la pareja”, “los amigos”… no eres un héroe, eres una persona sufriendo maltrato. Todo entre comillas porque si estamos así, esas personas de tu alrededor no ameritan esos términos.

Cuando te tragas el sufrimiento porque nadie quiere oírlo y no hay un sistema que te acoja, no eres un héroe, estás solo y vives en un país desprovisto de un buen sistema de salud mental.

Cuando no puedes soportar cómo vives y sigues adelante, no eres un héroe, probablemente vivas en un entorno hostil y necesites más un abogado que un psicólogo, y tu sociedad debería proveerte de ambos, si quiere llamarse sociedad y ser algo más que un grupo de gente a una distancia igual o menor que un valor dado.

Pero sentirnos un héroe, que nuestra vida tenga “sentido” gracias a una gesta, es el sueño que han plantado en nuestras mentes con las semillas de esos relatos. Porque al parecer ser una persona, cultivar el amor y la belleza, ayudar en lo posible y demandar la ayuda necesaria no son algo que haga que una vida tenga sentido.

Pero, ya ves, no eres un héroe. Eres alguien al que le están imponiendo unas condiciones que no son de recibo.

Ahora te queda como ejercicio buscar quién está imponiéndote esas condiciones y quiénes te llaman héroe. Verás que muchos de los primeros andan entre los segundos, además de los “convencidos”.

No necesitamos héroes y mucho menos mártires. Necesitamos despertar de este sueño inducido, oponernos a quienes nos lo imponen y darnos cuenta, de una vez por todas, que esa vida de crecimiento y colaboración, es posible si la construimos entre todos… y para todos.

2 Responses to El héroe que no eres

  1. motrilium dice:

    En primer lugar, he de decirte que admiro tu capacidad para entrar en «acción» y escapar del tufo pusilánime de nuestra sociedad.

    Respecto al artículo de hoy, aquí estás hablando de lo que consideramos héroes «buenos» (de acuerdo en todo lo que dices) pero, rizando el rizo, estamos asistiendo al espectáculo social en el que, para mas inri también se blanquea a supuestos héroes, los «malotes».
    Véase por ejemplo: narcos, profesores de química traficantes ;-), policías poco ortodoxos, y demás especies humanas que utilizando métodos variopintos, con suficiente maldad, son convertidos en los nuevos héroes de «chichinabo» del siglo XXI, idolatrados por jóvenes y no tan jóvenes del lugar.

    Conociendo al homo sapiens la postura del bien común (o procomún) me temo que solo es viable en sociedades aisladas en el espacio o en el tiempo, somos unos depredadores natos. Habrá que esperar que llegue no el «milenarismo» de Arrabal sino el (madre del amor hermoso) «transhumanismo» de Kurzweil.

    Finalmente, decirte que es bueno tener cerca del oído a un «pepito grillo» (sin ánimo de ofensa, ehhh) que te susurre y libre unos instantes para re-pensar sobre aquello que no es normal que sea normal. Sigue ahí Javier. Gracias por tus reflexiones.

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    • javierfpanadero dice:

      Muchas gracias por tus palabras y muy interesante esa ampliación del concepto q merecería un post por sí mismo: Los héroes del egoísmo.
      Respecto a la posibilidad de la sociedad q defiendo, la verdad es q no sé si es posible, solo creo saber q cualquier paso avanzado hacia ella mejora lo q tenemos. Así q, seguiremos empujando. Gracias de nuevo y un abrazo.

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