Puedo elegir lo que como, pero no la digestión

Disculpad los que venís aquí por el estómago… vamos a hablar de la dieta mental.

Es una idea de la que ya hablábamos en mi anterior libro ¿Cómo le explico esto a un extraterrestre? y ha vuelto a salir a la luz con mis alumnos a raíz de un enlace que mandó @BioTay. Se trataba de un vídeo espeluznante que explotaba nuestros miedos más primarios (oscuridad, dientes, movimientos rápidos e impredecibles, apariencia contagiosa, etc.)

El que  quiera ver el vídeo que lo busque, a mí me ha dejado con miedito ese día y con secuelillas los días posteriores, así que no lo pondré aquí.

La cuestión es que nuestra mente es tierra fértil dispuesta a acoger sugerencias, insinuaciones y desarrollarlas en ideas que quedarán más o menos activa e influirán en nuestro comportamiento y manera de pensar.

Lo siento, pero no somos seres racionales y la «digestión» que se hace de lo que dejamos entrar en el coco, está bastante fuera de nuestro control.

Lo que sí está bajo nuestro control es controlar nuestra dieta mental… y, con todo esto de la plasticidad cerebral, igual podríamos decir que somos lo que pensamos… por lo tanto… creo que a partir de ahora vigilaré mucho más lo que me llevo al cerebro.

Por lo tanto, lo que corresponde es dejaros algo bonito… pero con marchica también…

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