Al final innovar va a ser trabajar como una mula

Estaba viendo esta interesante charla sobre educación en la Jornada que se organizó desde la Cátedra de Cultura Científica del País Vasco (aprovechamos para agradecer a Iñako su gran labor), cuando me saltaron algunas alarmas.

Lo primero que quiero comentaros es una realidad mil veces constatada y mil veces silenciada desde muchas administraciones. Lo que de verdad correla estupendamente con el éxito académico es el nivel socio-económico y cultural. El problema es que si decimos esto ya es más difícil culpabilizar al pobre de su estado, deporte de exhibición en esta sociedad nuestra.

En horizontal el nivel socioeconómico y en la vertical el logro académico

Captura de la charla que podéis ver también en la eitb

Más adelante nos cuentan los autores, Beronika Azpillaga y Luis Lizasoain, que para hablar de centros «exitosos» se concentrarían en aquellos que tuvieran un diferencial de logro mayor respecto a la tendencia que cabría esperar.

No os voy a desmenuzar la charla, os aconsejo que la veáis, pero es interesante como aparecen cosas que ya deberían ser evidentes: control más cercano del alumno, relación estrecha con las familias, trabajo en equipo, diferentes metodologías, etc.

Y allí estaba yo escuchando esto cuando empezó a resonar en mi cabeza: tiempo, tiempo, tiempo…

No sé si conocéis el concepto de «solución escalable» en ingeniería, se trata de que la solución que tú me das para un caso pueda servir también si en lugar de uno se dan muchos casos. Por ejemplo, a un alumno mío le falta un boli, pues yo se lo dejo. En cambio, si les falta un boli a cien alumnos… pues no puedo. Una solución escalable podría ser que cada alumno trajera dos bolis y pudiera dejarle uno a un compañero, eso vale para un alumno o para mil.

Volvemos a lo mío. Por ejemplo, control más cercano del alumno. En lugar de una redacción en inglés, le mandaremos dos y se las corregiremos lo más rápidamente posible. Si das clase a cuatro terceros y cada uno tiene unos 30 alumnos, estamos hablando de corregir 120 redacciones más. Así de simple.

Dejé un comentario en la entrada, no sé si tuvieron en cuenta esa variable, pero si el control detallado del alumno, la creación de proyectos colectivos entre docentes y su puesta en marcha, la formación, etc. se hace a costa del tiempo y la vida personal del docente, entonces no hablamos de eficiencia, hablamos de explotación oculta.

Esta explotación a veces es «elegida», en realidad es un chantaje emocional que involucra tu preocupación por el alumno y tu propio autoconcepto como profesor vocacional. Tú sabes que si no haces ese trabajo extra el chaval y las clases van a ir mal… tú mismo.

Otras veces es impuesta, por inspección y administraciones, o por tus contratadores en la enseñanza privada y concertada. En cualquier caso, explotación laboral.

Así que me pregunto, si al final todas estas innovaciones, métodos, nuevos estilos y otras hierbas, al final son trabajar como una mula, ¿no se parece mucho esto a una empresa donde se presume de productividad cuando en realidad lo que ocurre es que los trabajadores echan dos horas más que ni se reflejan, ni se cobran?

Un conocido economista me discutía por tuiter que esas horas en una empresa generan unos gastos (suministros, material, etc.) que haría que en el fondo no subiera la productividad, pero él y otros muchos olvidan que aquí las «horas extra» se echan en una sala, en la cafetería, en tu casa usando tu electricidad, tu ordenador y tu conexión a Internet. Así que es el perfecto chollo, no sube la factura del cole un céntimo.

Una vez más:

  • Un sistema que depende de héroes o mártires para su funcionamiento normal es un mal sistema.
  • Las heroicidades locales no aseguran que el derecho que se debe proveer llegue a todo el mundo.
  • Sólo un buen diseño de sistema y su dotación asegura la provisión del derecho.
  • Los profesores podríamos estar dando muy mal ejemplo con ese comportamiento «comprometido» que no lucha por un cambio de sistema, sino que intenta tapar sus grietas, sin conseguirlo, y enseñando a las nuevas generación esa aceptación sumisa y lucha mal enfocada.

12 Responses to Al final innovar va a ser trabajar como una mula

  1. […] que, al igual que medio se intuye en el artículo de Javier Fernández Panadero titulado “Al final innovar va a ser trabajar como una mula“, que todo el tema de la innovación educativa está promovido por intereses que tienen muy […]

    Me gusta

  2. Tremendo Javier. Muchas gracias. Muy identificado.

    Me gusta

  3. José Manuel dice:

    Claro como el agua. Gracias por tu lucidez y claridad. Un abrazo.

    Me gusta

  4. El guardián dice:

    Compañero,

    Coincido contigo hasta en la última coma de tu articulo.Trabajé durante 10 años en un colegio concertado religioso en Catalunya en el que pretendiamos «revolucionar la educación». El Director General de la Fundación, en un claustro, apeló a la «épica» (lo juro, tal cual) para afrontar esta nueva época, oportunidad decia él, que teniamos delante nuestro.
    Dejé la educación hace un año. Hoy puedo estar mucho más tiempo con mi hijo de 3 años.
    Gracias y felicidades por el articulo.

    Me gusta

  5. Anna dice:

    Hace años que trabajo en una
    escuela innovadora.El voluntariado se concibe como normal,por desgracia haymucha hipocresía en este Mundó.Si te quejas te tratan de carca y vago.Todos callan.Al final lo esencial se deja de lado y se hacen grandes proyectos,no se tiene en cuenta que el maestro tiene una vida fuera del colegio.

    Me gusta

  6. […] educativos, com não pouca desfaçatez, nos querem impor, recordo a surpreendente actualidade de um texto já com quase três anos do nosso colega espanhol Javier Fernández Panadero que tomei a liberdade de traduzir e […]

    Me gusta

Deja un comentario