¿Quién es responsable del mal?

20 septiembre 2020

Nadie culparía a un bebé que te araña al mover una mano cuyos movimientos no controla aún.

Por otra parte, no creo que nadie tuviera demasiada comprensión con una persona adinerada de sesenta años que malversa un millón (para sumarlo a los otros que tiene), con serio perjuicio otros.

Entre ambos extremos, la persona debe ir sumando responsabilidad a sus acciones.

Así lo entiende también la ley y, obligada a poner un límite concreto y objetivable, hace surgir el concepto «mayoría de edad», que viene acompañado también de muchos problemas.

Como momento vital forma parte de mi trabajo desde hace más de dos décadas, vivo muy de cerca esa transición tan brusca: de ser considerados menores y eximirles de muchas responsabilidades, contar con una cierta protección de derechos (manutención, educación, etc.) a pasar, de un día para otro, a ser «arrojados» a la calle con mucha menor protección y todo el peso de la ley pendiendo de un hilo sobre ellos. Esta situación es aún más kafkiana para aquellos menores en situación de exclusión social.

A esto se le añade que hay muchas «mayorías de edad» que también varían de un país a otro: para conducir, para consumir alcohol/tabaco, consentimiento sexual, trabajar, votar, decidir una interrupción de embarazo… cayendo en contradicciones lógicas de difícil resolución. Por ejemplo, en España se puede trabajar con dieciséis pero no se puede votar hasta los dieciocho, siendo ya alguien sobre el que caen responsabilidades laborales serias, pero que no consideramos capaz de decidir quién quiere que elabore las leyes que se le aplican. Que conste aquí que me considero incapaz de proponeros un listado de edades «correctas», sólo señalo los problemas filosóficos que conllevan.

Dejaremos la ley a los expertos, hablemos de educación.

Yo diría que una definición útil y bastante acertada de lo que significa ser adulto podría ir por aquí:

Madurar es asumir las responsabilidades de tus actos y sus consecuencias.

Así que, como educador y enseñante en todas mis facetas, mi labor autoescogida se orienta, sobre todo, a que entiendan esta responsabilidad y vayan asumiéndola. También los que hayan cumplido años sin madurar, que una cosa es hacerse viejo, y otra, adulto.

Por eso escribo posts como este, sobre la responsabilidad individual (Tú ordenas y yo obedezco, o no.)

Ya habéis oído muchas veces que los maltratadores suelen haber sido víctimas del maltrato o que pasados traumáticos explican (no digo justifican, ni lo dejo de decir) y quizá fueran atenúen la responsabiidad de ciertos comportamientos. Pero, ¿hasta cuándo podemos esgrimir esta justificación? Cualquier norma justa tiene un ámbito de aplicación y unos límites temporales.

Supongo que cada caso es un mundo, por más que la legislación tenga que fijar ciertos límites que siempre adolecerán de arbitrariedad, para eso están los jueces, para matizar su aplicación.

Y tampoco hay que dejar de decir que, a quien vivencias pasadas le resulten traumáticas y no le dejen vivir una vida amable para sí mismo y para otros, hará bien en reclamar su derecho a la atención sanitaria en salud mental. Lo que no puede reclamar es el derecho a tener «víctimas».

Pero a los educadores y a la sociedad (que también educa, voluntaria o involuntariamente) también les queda un trabajo, ir haciendo que sus niños y adolescentes vayan asumiendo su responsabilidad.

No sé si habéis visto estas tablas de tareas asumibles por los chavales (por edad), me gustan mucho. No entraré a discutir el detalle, ni a defender el método en el que se basa, sólo quiero decir que existen tareas factibles y que es bueno que las hagan y se responsabilicen de su resultado. De hecho, más allá de quien avale unas tablas u otras, cada chaval progresará a un ritmo diferente y habrá que hacer SU tabla particular, según su nivel de desarrollo y competencia.

Dada la situación educativa actual, va a tocar que los niños y jóvenes tomen un papel más activo en responsabilizarse de su proceso educativo, ya que ni las administraciones, ni los funcionarios educativos ni los propios usuarios se han plantado, de momento, para exigir una presencialidad segura. Y tendré que adaptar mi enseñanza en ese sentido.

Mi intención es que cada alumno lleve un diario/cuaderno en el que vaya reflejando su aprendizaje, elemento que podrán usar en algunas pruebas presenciales, así conseguiré que los más refractarios a esta medida tengan ese aliciente para hacerlo. A su vez, además de la instrucción que impartiré, dejaré establecido el «camino» con las referencias necesarias para que cualquiera pueda sumarse y recorrerlo desde el punto en el que se haya parado. Pero de nuevo la responsabilidad de recorrerlo es suya. La mía es establecer un camino, no «empujarle» desde atrás, o «perdonarle» lo no hecho.

Así que este año estaré más aún preocupado por que aprendan contenidos, aunque esto no sea una corriente que parezca muy popular. Mis alumnos tienen el derecho a que se les enseñe ese saber sofisticado que no es tan sencillo adquirir por cuenta propia. Saber del que yo soy especialista y derecho del que yo soy garante.

El respeto al que aprende, tanto intelectual como a su libertad de elección, no se muestra eliminando las dificultades del camino, sino tendiendo el camino para que pueda superarlas.

Y esto, lo cantó muy bien Mahalia Jackson.

Lord don’t you move the mountain
Just give me strength to climb
Lord don’t move my stumbling block
But lead me around

Aquí la letra completa

Añadido

Permitidme un pequeño añadido para los más curiosos sobre este tema tan bonito que es el libre albedrío (como decía Cassen).

Quizá el la responsabilidad del mal no sea de nadie, si nuestras decisiones no las tomamos nosotros. Si nuestra conciencia es «informada» de la decisión en lugar de ser la fuente en la que se origina, como apuntaba cierto estudio que merece una investigación más profunda que lo corrobore o desmienta, si es que nos atrevemos a ello. En él, la preparación del estímulo muscular era anterior al momento en el que el sujeto tomaba la decisión de moverlo. Échense a temblar. ¿Cómo articulamos un sistema legal con esto en la mente? ¿Cómo articulamos una vida? Permanezcan atentos a sus pantallas… o no. Es aterrador.

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No, no te puedo dejar hacer lo que quieras

26 febrero 2017

Este es un post sobre argumentación y falacias. No me pronuncio ni contestaré comentarios sobre los aspectos particulares de unas ideas u otras.

«Que cada uno haga lo quiera»

«No vayas si no te gusta»

«A quién le importa lo que yo haga»

Pues, puede que a mí.

En estas afirmaciones se esconde una falsa igualdad entre estas dos afirmaciones.

1. Esta decisión es mía (porque es personal o porque mi función o cargo me capacita)

2. Sólo me afecta a mí

La segunda proposición tiene una derivada que es: «Y por lo tanto, nadie puede/debe decirme nada».

Hay dos circunstancias muy frecuentes en las que podremos entender que esto no es así:

a) Tu actuación afecta a un tercero al que el que critica pretende defender

b) Tu actuación afecta indirectamente pero puede que de manera grave al que te critica.

Por la primera circunstancia «Déjame que haga lo que quiera yo y no lo hagas tú si no quieres» no puede ser argumento contra: la oposición al aborto, al maltrato animal, al machismo, a los toros, al vegetarianismo, al animalismo, etc. (Para los escandalizados por lo que he puesto seguido, recuerdo una vez más que hablo de aspectos formales).

Por la segunda circunstancia «Déjame que haga lo que quiera yo y no lo hagas tú si no quieres» no puede ser argumento contra: el control de emisiones contaminantes, horarios restrictivos, consumo de energía de un tipo u otro, reparto de fondos públicos (que se detraen de otros asuntos), apoyos o faltas de apoyo a movilizaciones o huelgas… y un interminable etcétera.

Quien me pide silencio para respetar su postura, en realidad me pide que deje de defender mis propios derechos o los de un tercero al que percibo amenazado, y eso no es un argumento válido. Discutamos sobre lo errado de los argumentos o ideas.

Tuya es la decisión, tómala en la dirección que quieras o por omisión.

Mío es el derecho también de defensa propia de mis derechos o de los de un tercero.


Respuesta a: ¿Son responsables los famosos de la publicidad que hacen?

5 junio 2015

Este post es la respuesta al que publicó el estupendo Scientia hace un ratín.

Nunca creímos que viviríamos para ver el día en que se equivocara, pero ese día ha llegado…

Va por ti, maestro, por el intercambio y el cariño.

En mi humilde opinión (y ahora saco las garras)…

En el post de Scientia se explica con detalle por qué no es ilegal que se publiciten complementos alimenticios por gente con bata (médicos o actores) y por famosos, pero la cuestión, para mí, es otra, más simple y más de fondo.

Se trata de PUBLICIDAD ENGAÑOSA, quizá sea difícil demostrar que se ajusta el tipo legal, quizá se da tan por supuesto que es mentira lo que dicen que nadie se atreve a ir a un juzgado a denunciarlo. Pero si yo me echo una crema antiarrugas y no se me quitan, es publicidad engañosa. ¿Qué juez lo admitiría a trámite?

Hay quien opina que es legal pero inmoral. Yo creo que también es ilegal.

Dice López Nicolás que los famosos no tienen por qué ser expertos en el tema.

De acuerdo, entonces, ¿por qué se meten? ¿Por qué lo recomiendan? Nadie les obliga a pronunciarse sobre lo que no saben. Pero lo hacen. Hacen afirmaciones cuya veracidad no les consta y cobran por ello. Alegar que la marca dice que sí funciona, sin preocuparte de cómo es el producto ni la legislación y, como mínimo, sospechando que es men-ti-ra, es escudarse en otro. Es coger el dinero y rechazar la responsabilidad.

Si compramos ese argumento, ¿dónde está la racionalidad de que lo anuncies tú? Si simplemente lo que haces es “repetir” la seguridad que te da el experto… ¿por qué quieren que lo repitas tú, famoso?

Algunos clientes adquieren ese producto PORQUE ellos lo publicitan. Creen en su criterio o simplemente sufren algún sesgo cognitivo como aceptar el argumento de autoridad o seguir al líder. Si juzgamos por el dineral que cobran esos famosos, no estamos hablando de cuatro nuevos clientes. Eso lo saben los famosos y por eso exigen un pago proporcional.

En muchas situaciones además dicen o simplemente hacer creer que el uso de ese producto es la causa de cualidades físicas suyas que no provienen de su uso, en ocasiones porque son puramente genéticas, en ocasiones porque jamás han usado el producto ni piensan hacerlo. Y eso tampoco es inconsciente, es parte de la estrategia psicológica de venta.

Resumiendo:

Decir que algo hace lo que no te consta que hace, conseguir que gente lo compre por un sesgo cognitivo y cobrar por ello, podría decirse que es inmoral. Pero en el momento en el que se demuestre que ese producto no hace lo que TÚ decías… a los juzgados por publicidad engañosa. Eres parte del sistema de venta y te lucraste con ello, también es tuya la responsabilidad de esos actos.


Buena gente del mundo, tengo un problema con vosotros

14 julio 2012
Querida y numerosa buena gente que hay en el mundo tengo un problema con vosotros. Sí, me refiero a ti, no hace falta ser un santo, tú sabes que eres buena gente.

En la mayoría de los casos, precisamente por lo majos que sois, no os interesa mucho el dinero o el poder. Renunciáis a meteros entre los tiburones que se despedazan y se reparten a mordiscos esas cosas.

Y así ha ido pasando la historia, con buena gente trabajando a pie de obra, un poco por su cuenta, viviendo vidas tranquilas y siendo la alegría de los que les rodean.

Pues tengo un problema con eso, queridos míos. El poder no ha quedado desierto, esperándoos, lo han ocupado ellos: la gente de intenciones no tan buenas, de sentimientos no tan limpios, ni tan altruistas o preocupados por el bien común.

La verdad, por más que miro a los poderosos, no acabo de decidirme si son incompetentes, malintencionados o las dos anteriores, pero ha llegado un punto en el que me da igual, lo que quiero es que se vayan. Que se vayan y entréis vosotros. Cada vez es más urgente que gente buena y competente tome el poder.

Entiendo que no os apetece, que no os sentís atraídos por esos entornos, que os interesa compartir el tiempo con la gente que os quiere y hacer cosas bellas… Pues, prestad atención, la gente os necesita, os necesitamos desesperadamente.

Una de las cosas más bellas que puede hacerse ahora es utilizar el poder para hacer de la vida de la gente algo mejor. Alguien bueno y competente deben taparse la nariz y entrar en esos círculos a hacer el bien.

Así que aquí va mi llamamiento desesperado, creo que en nombre de todos:

¡Tomad el poder!

Toda aquella persona buena que se sienta competente en algún campo, que busque ese poder y lo ejerza para el bien de todos.

La humildad y sencillez expresadas en el alejamiento de lo material, en este momento, hacen un flaco favor a la sociedad de la que formáis parte.

Ahora os necesitamos humildes y sencillos, pero poderosos, y ejerciendo vuestro poder con esas cualidades para que podamos construir una sociedad mejor.

Queremos que seáis nuestros alcaldes, nuestros ministros, nuestros jefes, nuestros empresarios… os queremos a vosotros a cargo de esto.

Mirad sino al mundo, lo que poco a poco construimos en nuestras pequeñas parcelas, lo destruyen ellos desde sus centros de poder de un plumazo y en segundos.

BUENAS PERSONAS DEL MUNDO, TOMAD EL PODER EN AQUELLO EN LO QUE SOIS COMPETENTES. OS NECESITAMOS.

Dedicado también a mis queridos alumnos. Os necesitamos chicos, hay gente con un gran corazón en mis clases, necesitamos que os forméis y toméis las riendas de este mundo.

Quizá os guste también leer, muy relacionado: TENEMOS QUE SER NOSOTROS


Víctimas o verdugos

4 octubre 2011

Ya sabéis que para mí la ciencia, la educación y todo lo que significa ser humano está unido. Así que hoy toca humanidad…

En estos sistemas sociales, laborales, emocionales en los que vivimos relacionándonos las personas, hay unos flujos de poder e influencias que no son neutros desde el punto de vista moral.

Por decirlo clarito con un ejemplo.

Llega tu jefe y te dice que le digas a tu subordinado que tiene que echar tres horas más y no va a cobrarlas.

Y ahora es tu turno… no es el sistema, no son los demás, no es el mundo que está muy mal… ahora es TU TURNO, tu responsabilidad individual.

¿Qué vas a hacer? ¿Resistirte a la presión y devolvérsela a tu jefe? ¿Pasar la presión a tu subordinado?

Lamento decirte que no puedes evitar elegir, no hay posición neutra. Puedes estar en el lado de las víctimas o en el de los verdugos, no te puedes quedar mirando… el que deja pasar la presión y mira es un verdugo.

Hoy en la educación pública madrileña nuestros directores, inspectores de educación y demás cargos intermedios se ven en esa tesitura.

Han llegado unas instrucciones para comenzar el curso que además de ser más que discutibles desde el punto de vista moral (implican que unos tres mil profesores se van a la calle y que la calidad de la educación de nuestros jóvenes se ve mermada), también entran en contradicción con leyes vigentes, con lo que, a nuestro juicio también son ilegales.

Ahora es el turno de los directores de los institutos, de los inspectores de educación: ¿pondrán su firma sobre eso? ¿nos lo harán cumplir y nos perseguirán, expedientarán, si los profesores nos oponemos? ¿estarán del lado de los alumnos, de los profesores (ellos también lo son (o lo fueron…))? ¿o estarán del lado de un poder ejercido con dudosa moralidad y legalidad, convirtiéndose en instrumento y, por lo tanto en parte, de esa maquinaria?

Elige tu lado, asume con quién estás y paga el precio moral y legal.

Hoy manifestación en Madrid en defensa de la enseñanza pública a las 18:30 desde Neptuno a Sevilla.

Actualización: La asociación de directores se niega a firmar horarios hasta que las instrucciones no lleguen firmadas por escrito.

http://huelgaprofesoresmadrid.blogspot.com/2011/10/los-directores-de-adimad-no-van-firmar.html

Actualización 2

Los inspectores también tienen problemas para firmar

http://www.lavanguardia.com/local/madrid/20111005/54226881621/la-asociacion-de-inspectores-educativos-denuncia-la-inseguridad-juridica-en-la-que-se-encuentran-en-.html

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Vive como quieras y paga el precio


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