Yo fui un crackpot adolescente

9 diciembre 2019

Fuente: Wikipedia

Es posible que hayáis oído este término: crackpot. En el entorno científico suele aplicarse a personas que aparecen con un puñado de folios refutando (normalmente) a Einstein, que acaban de encontrar la Teoría del Todo, o tienen varias ideas para móviles perpetuos.

Son gente que producen a la par risa y rechazo. Cualquier investigador se ha encontrado con correos electrónicos, o con «preguntas» de largo desarrollo en conferencias, o incluso abordajes personales de estos especímenes.

Este no es un post para hacer más sangre… sino, curiosamente, para defenderlos. Vamos al lío.

Algo muy curioso es que cualquiera se suma al linchamiento, más allá de su nivel de conocimientos científicos. Quiero decir, que hay un numeroso grupo de personas da por buenas las ideas de Einstein, sin tener ni puta idea de en qué consisten exactamente, ser capaz de reproducir los cálculos o mínimamente consciente de lo anti-intuitivas que son. Y justo este último punto es el que me parece más interesante.

Entiendo que todos asumimos el consenso de la Comunidad científica como lo más próximo a un saber empírico, aunque se nos haya comunicado y hayamos tenido que aceptarlo por argumento de autoridad, pero no olvidemos que dista mucho de ser «sentido común», que es de la falta de la que se le acusa al crackpot.

«Y el gilipollas este dice que refuta a Einstein, no te jode, ahí en su casa meciendo la cuna de su hijo, a ratos entre su trabajo en la oficina de patentes.»

Vaya, más o menos lo que pasó, si donde pone «Einstein» ponemos a Galileo y a Newton, y donde pone «gilipollas», ponemos a… Einstein.

Para quien no lo sepa, la relatividad especial tiene como uno de sus acicates, arreglar los «cambios de coordenadas» de Galileo porque no funcionaban bien con las ecuaciones del electromagnetismo de Maxwell. Lorentz hizo el apaño, pero el sustrato teórico se lo da Einstein de manera que ahora, cualquier estudiante de los primeros cursos universitarios de ciencias es capaz de reproducir la derivación de las ecuaciones a partir de estos postulados.

  1. El espacio vacío es homogéneo (no hay puntos de sean diferentes de otros). Muy normal.
  2. El espacio vacío es isótropo (no hay direcciones que sean «mejores» que otras). Muy normal.
  3. La velocidad de la luz es constante, para cualquier observador, te alejes o te acerques a la fuente. Muy norm… digo, ¿QUÉ COJONES ES ESTO?

Alguien «normal» podría responder a esto:

  • Vamos a ver, si viene un coche a 40 km/h hacia mí y yo voy hacia él a 10 km/h es como si yo estuviera parado y él viniera a 50 km/h, ¿no? Y si me alejo a 10 km/h, sería como si yo estuviera parado y él viniera a 30 km/h, ¿no? O sea ¿¿¿NOOO??? VAMOS, DE TODA LA PUTA VIDA. Móntate en tu coche y te lo demuestro cuando quieras.

¿Es el tercer postulado algo que tenga que ver lo más mínimo con lo que llamamos «sentido común»? ¿No es todo lo contrario a nuestra intuición, hija de nuestra experiencia?

En realidad es un HECHO EXPERIMENTAL.

No es una deducción geométrica a partir de principios elementales, no es algo de un «sentido común aumentado» de personas con conocimientos matemáticos. Es un PUTO HECHO EXPERIMENTAL.

Algo que a los empíricos científicos no nos queda más remedio que aceptar y, si podemos, encontrarle una explicación dentro de las teorías conocidas, o buscar arreglos, o incluso teorías nuevas.

¿Tiene algo que ver la capacidad manipulativa de ideas, digamos la inteligencia, con que uno conozca unos hechos experimentales o los desconozca? Quiero decir, ¿está bien que me llamen tonto por no saber lo que ha salido en un experimento? Porque con esas, son tontos todos los grandes científicos y pensadores del pasado (y del presente).

Algo parecido pasa con los móviles perpetuos, tanto de primera especie (los que violan la primera ley de la Termodinámica, aquello de la conservación de la energía) como los de segunda especie (los que violan la segunda ley de la Termodinámica, aquello de la entropía).

Fijaos que he puesto «ley» y no «principio» como a veces escribimos incorrectamente, porque son, una vez más, LEYES EMPÍRICAS, no principios de sentido común ni resultados matemáticos de postulados irrenunciables. De hecho si mañana encontramos un punto en el universo del que brota energía o donde se «pierde», o encontramos un proceso en el que se viole el segundo principio (cosa de la que no vemos atisbo ni lo esperamos, por mucho que nos moleste), tendremos que coger el lápiz y el borrador y reescribir nuestras leyes, porque son los hechos experimentales y no nuestros gustos, los que las validan.

Hombre, Panaderito nuestro, es que si cada día hay mil personas que se creen que han refutado a Einstein, lo normal es que la mayoría se equivoquen.

No, lo normal es que TODOS se equivoquen, pero a lo que voy es a que:

  1. No es el sentido común lo que marca que se equivocan
  2. La respuesta que les damos, «el jefe decía lo contrario», es la misma que recibieron los que en el pasado NO se equivocaron: Einstein o Galileo, por ejemplo.
  3. La gran mayoría de los que les acusa de tarados no está en condiciones de demostrar que están equivocados más allá del argumento de autoridad.

¿Dices entonces, querido Panadero, que les tenemos que tolerar, escuchar, dar pábulo, publicarles en Science?

En absoluto. Haced lo que os parezca: podéis obviar a quien presente una máquina de movimiento perpetuo, podéis decirles que ponga a funcionar un prototipo durante un año si quiere hablar con vosotros, podéis hacer el ejercicio de construirlas vosotros o intentar averiguar por qué no funcionan (en algunos casos los detalles son muy instructivos, a mí me encantó intentar hacer una de mecha, muy sencilla -igual os hago un vídeo), pero nunca jamás digáis que los detalles por los que se equivoca o su refutación, son obvios para cualquiera.

Y todo esto tiene que ver con qué es la ciencia, qué es el empirismo, qué es el argumento de autoridad, qué diferencia hay entre las matemáticas y los saberes autocontenidos con las ciencias experimentales, la dificultad del empirismo y la necesidad de confiar en la Comunidad científica… cosas de las que se habla poco y se enseña quizá menos.

BONUS:

Y si habéis llegado hasta aquí, tenéis derecho a saber a qué se refiere el título.

Pues yo mismo (y no siendo tan adolescente) me animé a mandar un correo de crackpot. Ni recibí respuesta, ni insistí. Solo me picaba tanto la idea que se la hice llegar a alguien con conocimientos en el tema por si era de utilidad. Y la idea era la siguiente:

¿Podría ser de utilidad, contra los virus, inyectar «trozos» de membrana celular en la sangre, de manera que los virus se enganchasen ahí, pensando que era una célula de verdad, y soltasen su contenido genético «errando el tiro»?

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¿Información parcial => Resultado aproximado?

27 junio 2019

Fuente: Wikipedia

Me encuentro con esta afirmación en discusiones de manera implícita o explícita… y es más falsa que las promesas educativas de la administración.

El problema de la información limitada, incluso aunque sea cierta, es que puede dejarse factores fundamentales que den la vuelta completamente a nuestras conclusiones.

Permitidme este ejemplo tan sencillo.

Tengo una multiplicación de dos números, uno es menos dos (-2) y el otro, bueno, del otro sólo conozco el valor absoluto, el cual sé que es cuatro, pero desconozco el signo.

Fíjate, conocemos de qué operación se trata, sabemos uno de los factores completo y, del otro factor, sólo desconocemos el signo. ¿Podemos entonces dar un valor aproximado de la operación? La respuesta es no, puede ser 8 o -8, bastante lejos uno del otro, uno positivo y otro negativo… no tenemos ni idea del resultado, no sabemos si tenemos superavit o déficit, no sabemos si nuestra nota es un notable o nos han restado tantos puntos en un test que ni llegamos al cero.

Lo sé, queridos lectores, tenemos que decidir, tenemos que pensar con lo que sabemos, no nos queda otra… ni siquiera es un acto inmoral, es el único acto posible. Lo que sí se nos puede pedir es relajar el dogmatismo de nuestras conclusiones provisionales, pero no que las tengamos. Os lo contaba en Te juzgo, sí, ¿qué pasa? y en Te jodes y decides.

Cuando pensemos sobre algo, no podemos dejar de valorar que, justo el factor que no has considerado o un agente externo con suficiente influencia, o el propio azar, puede «cambiar el signo» de tu conclusión.

No hay una receta mágica, y menos puramente formal, para distinguir lo acertado de lo incorrecto (más allá de errores de lógica formal, como las falacias), pero «La sustancia X causa cáncer», es una afirmación que necesita del conocimiento experto para ser refutada o confirmada, y que, podría ocurrir que mañana, aparecieran elementos que pusieran todo patas arriba. Por eso las «verdades» de la ciencia son provisionales.

Por esto es tan importante que se siga haciendo hincapié en los conocimientos, en la formación específica, precisamente hoy que encumbramos abstracciones como las «competencias» que, en realidad, se aprenden abstrayendo de la experiencia concreta, se evalúan haciéndolas trabajar sobre elementos concretos y que aplicarán finalmente de nuevo sobre elementos concretos. Es lo que tiene ser una abstracción.

No hay algo así como un «espíritu crítico» abstracto, no dependiente del contenido y que, una vez aprendido, pueda aplicarse a cualquier campo del conocimiento para ver si aquello es verdadero o falso. ¿Cuándo nos olvidamos de que nuestro saber científico es empírico?

¿Os dais cuenta de que precisamente por esto es posible el engaño, el propio y el ajeno?

La gente no se engaña porque sea imbécil, tienes información parcial (incluso incorrecta) que te conduce de forma «razonable» a conclusiones equivocadas. Puede que estés muy a favor de hacer biodiesel con maíz, hasta que alguien te diga lo que pasa con el precio del alimento básico de millones de latinoamericanos. De repente, lo que parecía una medida estupenda, ecolochupi, provoca el horror a multitudes. Un detallín que faltaba… pero en general, estaba bien «profe». No, estaba muy mal.

La información limitada arroja conclusiones provisionales, no necesariamente aproximadas. La vida no era tan fácil.


A los científicos nos encantan los milagros

28 marzo 2017

Empecemos por el diccionario

milagro
De miraglo.

1. m. Hecho no explicable por las leyes naturales y que se atribuye aintervención sobrenatural de origen divino.

2. m. Suceso o cosa rara, extraordinaria y maravillosa.

3. m. p. us. exvoto (‖ ofrenda dedicada a Dios, a la Virgen o a los santos).

4. interj. Denota la extrañeza que causa algo.

Nos quedaremos con la primera definición.

Pero si me permitís la voy a parafrasear y a resaltar un par de cosas.

Hecho no explicable por las leyes naturales y que (por lo tanto) se atribuye a intervención sobrenatural de origen divino

La primera cuestión es que, en mi opinión, se olvida que esta palabra está pensada para referirse a un HECHO, a algo que efectivamente ha ocurrido.

Ese paralítico se curó, ese leproso quedó limpio, ese otro levitó…

No hablamos de fe, hablamos de HECHOS, cosas comprobables, medibles.

A los científicos nos encantan los hechos, de eso nos alimentamos.

La segunda cuestión es que, como consecuencia de no poder explicar este hecho a través de las leyes naturales «actuales», se atribuya a una intervención sobrenatural.

En el caso de los científicos y dado el carácter provisional de las leyes que enunciamos, ese nuevo hecho es simplemente un motivo para cambiarlas e intentar que aquello sea explicado satisfactoriamente por un nuevo conjunto de leyes naturales, las cuales seguirán vigentes hasta que nuevos hechos o mejores teorías nos lleven a descartarlas por otras que describan mejor el mundo conocido.

Como veis nos encantan los milagros, nos hemos topado con muchos, con cosas tan «absurdas» como que el tiempo no discurra igual para todos, que el espacio se «curve», que los objetos estén y no estén a la vez, o que estén, como el gato aquel, medio muerto, medio de parranda…

De hecho, este conocimiento nos lleva a hacer cosas que alguien no tan avanzado podría considerar pura magia, desde algo ya tan asumido como volar sobre objetos más pesados que el aire, hasta usar galaxias como lentes para ver «en diferido» los primeros instantes del Universo…

A los científicos nos encantan los milagros… solamente les pedimos que ocurran.


¿Cuento la verdad o lo que convence?

19 noviembre 2016

Queridos míos… ¿estáis (estamos) preparados para conocer la verdad?

¿Es bueno saber la verdad?

¿Es necesario que la «gente» la sepa?

¿Le favorece, le hace feliz?

¿Es mejor que le diga algo que, aunque no sea cierto o que no pruebe lo que yo quiero decir, les lleve a hacer lo mejor para ellos mismos? En plan, no hagas eso que te vas a quedar ciego.

No lo tengo claro… pero no me apetece ese paternalismo. Prefiero decir las cosas como son, o como creo que son, sobre todo si me preguntan.

De la otra forma creo que «tuerzo» su forma de pensar, cuando concluyen lo que no se debería haber concluido, o bien que me siguen tomando como figura de autoridad, en lugar de buscar una verdad empírica. No me mola.

Os hablo de esto, que es un tema bien antiguo, porque me lo ha disparado el siguiente vídeo que circula por ahí.

Muy bien hecho y con un mensaje muy bueno y VERDADERO. Las cremas solares son IMPRESCINDIBLES para nuestra salud, personalmente uso factor 50.

Mi problema es, el hecho de que la piel se vea negra con la crema, ¿prueba que llegue menos radiación ultravioleta a mi piel? En mi opinión, no.

Repito, ¿es cierto que la crema absorba la radiación UV? Rotundamente SÍ.

¿Prueba la piel negra este hecho? Lo siento, pero no.

Pensemos,¿qué puede hacer la radiación cuando llega a un sitio?

Pues lo mismo que tú.

  • Pasas de largo
  • Te quedas
  • Te vuelves

Traducido para la radiación sería, respectivamente, atravesar, ser absorbida o ser reflejada.

En general cualquier objeto hará un poco de cada… pero si refleja un 90% quizá sea un espejo, si transmite un 90% quizá sea una ventana, etc.

Por lo tanto, cuando veo la cara negra, lo que sí tengo claro es que la radiación no se refleja en la cara, pero no puedo saber si ha sido absorbida por la crema, o bien, si ha atravesado la crema y ha sido absorbida por la piel. Como esa información no «vuelve» a la cámara, no puedo saber qué ha pasado.

Incluso, fíjate, como lo que veo en la cámara es lo que viene de rebote. Cuando antes de darnos la crema nos veíamos claros, era por la radiación UV que se reflejaba y llegaba a la cámara, no por la que era absorbida. De hecho no sé qué parte de la radiación incidente se estaba absorbiendo, sólo sé que una parte se reflejaba.

Y sigo… por lo tanto, el color negro de lo que me informa es de que la radiación que antes se reflejaba y llegaba hasta la cámara, ahora o bien se ha transmitido o bien se ha absorbido… sin tener, con este experimento, información suficiente para decidir.

Termino aclarando de nuevo que EFECTIVAMENTE la crema solar ABSORBE LA RADIACIÓN y nos PROTEGE del envejecimiento prematuro de la piel y del cáncer y que es EXTREMADAMENTE RECOMENDABLE que la uséis… pero no por lo que veis en el vídeo.

¿Me haréis caso o hubiese hecho mejor en callarme la boquita, poneros el vídeo y ayudar así a que uséis más la crema solar?

Vujotros mesmos…


¿Razona tu respuesta? Paso de ti.

15 abril 2015

Este post ha sido previamente publicado en Naukas

Esta podría ser la charla con contenido más impactante del evento Naukas del pasado septiembre. Cortesía de Rosa Porcel (@bioamara)

http://lacienciadeamara.blogspot.com.es/2015/02/dicen-que-no-hablan-las-plantas.html

Luego te la ves despacio, el bombazo fue que: Las plantas oyen, OYEN… ¿Me estás escuchando? O-Y-E-N

No es que el sonido las haga vibrar y moverse, no, es que lo detectan e INTERPRETAN… y reaccionan ante sonidos específicos, como el de orugas comiendo hojas.

¡Venga, tronco, que te pires! Es la única respuesta proporcional que se me ocurre.

Y ahora va la tía y nos lo explica.

¿Sabes una cosa? No me importa que me lo explique.

Eso de que las plantas oyen no lo acepto porque me guste la explicación que me da, los mecanismos que propone… todo eso me da igual.

Esto es ciencia, aquí no decimos que pasa algo porque nos parece lógico o porque sepamos organizar un discurso que suene bien y que lo explique.

Aquí:

ALGO SUCEDE PORQUE SUCEDE

Más tarde nos matamos buscando una explicación que suene razonable, un marco conceptual nuevo, o una manera de cuadrar este hecho en las teorías existentes. Pero todo eso es basura si el hecho no sucede, y si sucede, si lo observamos, entonces la explicación no lo hace más real. La explicación es principalmente para tranquilizarnos a nosotros… para intentar verle algo de sentido a este mundo extraño, pero la realidad del fenómeno no tiene discusión en una disciplina cuyo criterio de certeza es empírico.

La ciencia está llena de hechos que nos suenan raros, estúpidos o directamente imposibles y que hemos aceptado por la única razón que sirve aquí, porque SU-CE-DEN.

Así que, sí que hay una diferencia entre tu vecina hablando con su geranio y lo que nos cuenta Rosa. Esto segundo ha sido comprobado, se ha experimentado en condiciones controladas y reproducibles. Lo de tu vecina… te lo dejamos a ti que le pases el filtro de la evidencia científica.

Esto me viene a la cabeza a raíz de cómo argumentamos con mucha frecuencia contra pseudociencias. Hablamos, hablamos… del campo electromagnético, de neuronas, de mil cosas… Todo muy bonito y muy bien hilado. Pero queridos, todo eso NO PRUEBA que esas cosas no funcionen. Eso podría valer en otra disciplina donde la forma de argumentar o la autoridad de quien argumenta sean el criterio de verdad. Aquí no. Aquí la única argumentación es:

NO FUNCIONA PORQUE… NO FUNCIONA.

No olvidemos que somos un saber empírico, eso es lo que nos construyó y lo que trajo este progreso enorme a la humanidad, eso es lo que somos.

Por lo tanto, no me cuentes movidas, no me calientes la oreja, no me razones la respuesta… muéstrame que funciona.


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