¿Tienes una necesidad? Yo tengo la solución

23 abril 2022

No se me apelotonen… es una forma de hablar. Bueno, algo más. Me explicaré.

En el mundo tecnológico en el que vivimos hay que ir desarrollando algunas actitudes que nos vendrán muy bien. Hablaba de esto en mi artículo Tecnolerdos. Hoy quiero referirme especialmente al punto tres.

No somos pioneros. En casi nada. No eres el primero al que se le ha atascado el fregadero, tiene que purgar los radiadores, usar una hoja de cálculo, etc.

Por lo tanto, BUSCA Y PREGUNTA. Particularmente si tu tarea es larga y repetitiva.

Dado que no eres el primero, es casi seguro que alguien ya ha visto una forma de automatizarla y lo ha explicado en algún lugar de nuestra querida red.

Veamos un ejemplo:

Digamos que te llega una tarea. ¿Cuánto voy a tardar?

  • Cinco minutos o menos. La hago y listo.
  • Media hora, horas o días. Entonces, primero, gastaré cinco o diez minutos en ver si puede hacerse de manera más eficiente. Si no fuera posible, la pérdida de tiempo es irrelevante.

Os voy a poner un par de ejemplos de esta misma mañana.

Ejemplo 1. Tengo un documento de texto con imágenes y me piden que las extraiga todas en una carpeta aparte.

En mi caso son veintipico. Tendría que coger cada imagen, llevarla a un programa, guardarla como un archivo… Uy, uy. No. Me canso 😉

Busco en Internet (y en esta época no hace falta ser muy preciso con la pregunta, además suelen aparecer sugerencias que te apañan).

Y me sale este enlace. Resumen: Guarda el documento como HMTL y te crea una carpeta con las imágenes.

Primer problema resuelto. Ya tengo todas las imágenes en una carpeta sin esfuerzo.

Ahora me toca reemplazar cada imagen por una referencia al archivo correspondiente.

Y aquí he visto que no era inmediato y lo he hecho a mano. Veintipico cortar y pegar «imagen03» me compensa buscar cómo hacerlo. Además ha aparecido un problema añadido que es que no las estaban numerado en orden de aparición.

Pero no dudéis que hay una manera automática de reemplazar en ese HTML la imagen por el texto «imagen06» y luego convertir ese HTML en un documento de texto «habitual». Si hubiera sido un manual de cien páginas, buscar esto hubiera sido la estrategia correcta.

Ejemplo 2. En una hoja de cálculo tengo una celda con varios elementos que quiero separar en distintas columnas.

Para que se me entienda, es como si en una celda tuviera el nombre y los dos apellidos separados por espacios y quisiera que eso se repartiera en tres celdas, una con el nombre y las otras, una con cada apellido.

Esto me surge porque estoy preparando la liquidación de los derechos de mis libros del año pasado (¡gracias por comprar!) y como son tantos (!) pues tengo que ir recopilando el ingreso bruto, la retención de Hacienda, el ingreso neto…

He abierto el móvil para ir sumándolo con la calculadora… pero he pensado, no. Paso. Me canso.

Así que he abierto una hoja de cálculo, he copiado la línea del documento con esos valores para cada libro y los he pegado en una hoja de cálculo.

Problema, que tenía los tres números en la misma celda.

Pregunta: ¿Soy el primero en todas estas décadas de ofimática en tener este problema?

Respuesta: No.

Busco en Internet

Y, efectivamente, en el menú Datos, puedes separar eligiendo si es por espacios, por comas, por otros símbolos, por varios de ellos, que sea el programa el que los detecte automáticamente (!)

Un par de clicks. Sumo columnas… y listo.

Añado que, para los que somos despistados (o estamos a mil cosas, o tenemos prisa… o todas las anteriores), estos sistemas automáticos os van a librar de errores que son fáciles de cometer en tareas repetitivas. Es todo ganancia.

Aprovechemos el conocimiento colectivos, somos seres culturales… y contadlo luego para otros (como estoy haciendo yo, jeje).

Aprovecho también para recordaros que tengo por aquí mucho material, video tutoriales y demás para los que necesitéis enseñar (o aprender) estas cosillas tecnológicas nuestras.

Juntos somos más.

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La belleza del sabio

30 septiembre 2021

La belleza física (según los cánones que queráis) está a la vista y bien puede ser objeto de anhelo por parte de cualquiera: Los ojos de tal, la nariz de cual, las piernas de este, los brazos de aquel o la melenaza del de más allá.

De este forma, nos reconocemos incompletos/imperfectos, o mejor dicho, «mejorables/perfectibles» según el criterio que cada uno elija (o que la publicidad te haya marcado sin darte cuenta, pero eso es otra movida).

Así que, seguiré dietas, haré ejercicios o incluso visitaré el quirófano, para poder acercarme a este estado que me parece deseable. No entraré ahora en todos los problemas que acarrea esto porque voy a otra cosa. Si les apetece seguirme…

Me pregunto, ¿quién percibe la «belleza» del sabio, para poder anhelarla?

El otro día me preguntaban los alumnos aquello de «para qué sirve esto». Les di cuatro opciones, no excluyentes, para su gobierno.

  1. Ejercicio mental
  2. Formación de cara a un empleo deseado
  3. Formación para aumentar su empleabilidad general
  4. Crecimiento personal

En este caso estoy más enfocado a la cuatro y un poco a la uno, que por sí mismas deberían justificar la necesidad de instrucción.

Cuando integramos conocimiento nuestra visión se hace más rica y más profunda. Cuando un biólogo y yo vamos a un bosque, mi percepción no es igual a la suya.

«¿Qué ven tus ojos de biólogo, de experto en pintura, de físico, de matemático, de músico?»

Es algo que podríamos preguntar y que a veces preguntamos, para luego maravillarnos de la riqueza de matices que tiene la realidad y que no percibíamos.

Pero todos decimos: He estado en esa ciudad, he visto ese cuadro, he pensado sobre ese asunto… pareciendo que se olvida lo limitada de nuestra experiencia, frente a la riqueza de la del experto.

La misma capacidad de pensar varía mucho pero nadie reconocerá que piensa «regular», como sí podemos ver claramente que vamos vestidos regular o que nuestra forma física es deficiente.

Si habéis vivido la experiencia de estrenar gafas después de un tiempo sin ellas, o por primera vez, recordaréis la sorpresa: Ah, ¿vosotros veis así de bien?

El conocimiento y afinar tu «máquina de pensar» te posibilita una vida más rica, más humana en el mejor sentido, en lugar de consistir en tiempos muertos entre comer, dormir y cagar.

Pero si nunca se ha experimentado, si nunca has tenido un destello de lo que puede ser recorrer el mundo con quien ve, al menos alguna faceta, con esa riqueza, no sólo te la pierdes, es que ni te imaginas que existe. Y ya sabemos que está muy bien engullir comida, cantar a gritos o follar como conejos, pero en otras ocasiones nos apetece degustar algo sabroso, deleitarnos con los matices de música más compleja o hacer el amor. Porque saber más no empequeñece tus horizontes o los sustituye, sino que profundiza y amplía tus posibilidades de disfrutar de la experiencia humana.

Y esa es la grandeza de la sabiduría que florece del conocimiento, y esa es la belleza de la experiencia del sabio que parece no estar a la vista y, por lo tanto, queda lejos del anhelo del resto o incluso se ignora o niega su existencia.


Proyectos y gruñones

10 noviembre 2019

Fuente

Voy a gruñir un poco, así que apaguen si les molesta.

Hoy me ha llegado el enésimo vídeo de «ese proyecto molón con el que sí que aprenderían los alumnos y no estudiando la lista de los reyes godos».

No importa cuál es, en concreto, es uno de tantos.

En este caso, un chaval canta, acompañado con música, sobre unos contenidos.

La música es interesante, pero la asignatura no es de música, así que ni la composición (si es suya) ni la búsqueda de esa música tiene que ver con lo que debería haber aprendido en la asignatura en cuestión. Es el medio, no el fin.

El texto que ha compuesto es un trabajo escolar, no una obra brillante de valor propio, y el contenido que en él hay, bastante escaso y fácilmente comprensible sin más que escucharlo.

Mi gruñido reflexión de hoy es la de siempre ante cualquier propuesta educativa:

¿Para qué?

¿A cambio de qué?

Algo que nos enseña la ingeniería es que los recursos son limitados, en particular, el tiempo.

¿Cuánto «ha costado» este trabajo a ese chaval? ¿Cuánto ha aprendido? ¿Cuánto podría haber aprendido dedicándole el mismo tiempo a esa materia? ¿Ha descuidado alguna materia por dedicar ese tiempo a este trabajo?

Las respuestas son claramente decepcionantes. Mucho tiempo y poco aprendizaje.

Conozco la parte positiva: cultiva una mejor disposición personal hacia la materia y genera memoria valiosa.

No se olvidará de lo aprendido, de acuerdo, pero es muy poco.

Y esa mejor disposición es un «cheque a futuro», que alguien debe cobrar en algún momento para enseñar contenidos en «serio», en importancia y cantidad. ¿En qué momento vamos a empezar a dedicar el tiempo a la enseñanza de saberes sofisticados en lugar de «abonar el terreno? ¿Para qué sirve abonar y abonar si nunca sembramos?

Quien lea aquí una crítica personal a los chavales, incluso a los profesionales que hacen esto de buena fe (aunque equivocadamente, en mi opinión), que lea mejor o que dedique este tiempo a aprender a leer, incluso puede hacer un proyecto usando mis libros.

Aquí lo que se discute es el carácter de «indiscutible» de ciertas metodologías y su efectividad.


Te va a hacer los deberes quién yo me sé…

16 diciembre 2011

Hoy mientras les enseñaba a mis chavales programas de estos “listillos” que hablan contigo y tal, me han preguntado con ojos golosos…”y, ¿podría hacerme los deberes?”

 Vamos a ver, estudiantes que en el mundo sois, ¿vosotros creéis que…

 1. Os preguntamos cuánto se tarde de ir de la ciudad A a la ciudad B, porque no lo sabemos?

 2. Os preguntamos cuánto es 1/2  + 1/4 porque no lo sabemos y nos hace falta el resultado?

 3. ¿No sabemos lo que tarda el cilindro ese en caer por el “puto plano inclinado” (que es como se llama desde que Sergio L. Palacios así lo bautizara)?

4. Os hacemos lanzar un balón medicinal hacia allí, porque no lo podíamos llevar nosotros?

 Aunque ya lo hablamos en aquella entrada (que os vuelvo a recomendar) “¿Para qué coño vale esto?”, a ver si ahora lo ponemos más clarito…

 Cuando el de educación física te dice que corras en círculo, bien le podías contestar que si es gilipollas. Que te diga dónde quiere que te pongas y te pones allí, pero, ¿para qué dar vueltas y acabar en el mismo sitio?

 O bien, lanzas el balón a dos o tres metros, y llega un imbécil y lo trae de vuelta. Joé, ¿no has visto lo que me ha costado mandarlo hasta allí?

 ¿Pensáis acaso que el departamento de matemáticas es algo así como una granja llena de pollos y conejos, y que entre los tres o cuatro profes de mates no son capaces de contar todas las patas… y por eso os piden ayuda?

 Los deberes son para vosotros! Nosotros ya sabemos lo que sale…

 Igual que para el deporte lo tenéis claro, que estáis entrenando vuestro cuerpo, en el resto de disciplinas tenéis que entrenar vuestro cerebro.

 Tenéis que hacer el viaje por vosotros mismos. Yo no puedo mandar a mi mayordomo Sebastián a hacer footing por mí, tengo que ir yo mismo.

 De la misma manera, vosotros tenéis que volver a leer los libros, hacer los problemas, calcular dónde pelotas anda la ciudad B esa de las narices, cuánto tiempo tarda en caer el dichoso mono, cabalgar con el Quijotetodo eso está muerto, hasta que lo hacéis renacer, cuando lo VIVÍS!

 Es como en La Historia Interminable… no cuento más para que lo viváis con Bastian.

ATREVEOS!

CABALGAD DE NUEVO!

File:Don Quixote 16.jpg

Ilustración de Doré (wikipedia)


Alguien que sabe habla delante de mí, estupendo!!

10 julio 2011

Hace unos años un profesor se subía a una tarima y no paraba de hablar durante toda la clase.

Por supuesto el paradigma se puso en discusión y se introdujo el aprendizaje colaborativo, el aprendizaje por descubrimiento, las TIC’s, etc.

Pero como siempre en estos cambios se nos fue un poco la mano… hoy parece que dar una clase hablando mientras los alumnos escuchan es una barbaridad.

Leí en un blog, hace meses, que si recordamos a los profes que más nos marcaron, es posible que la mayoría de los conocimientos concretos que nos enseñaron, en este momento no nos sirvan para nada, normalmente porque los hemos superado con creces. El autor concluía que la mayor aportación que hicieron a nuestra educación fue la pasión que transmitían por su ciencia. Estoy completamente de acuerdo. (Lamentablemente no recuerdo el blog, si alguien lo sabe por favor que lo comente)

A mí personalmente me encanta que alguien que sabe y que lo sabe contar se ponga a hablar y quedarme escuchando. Si alguien me permite viajar en el tiempo y me pongo delante de Sócrates, te aseguro que no querré sentarme por grupos y llegar a nuestras propias conclusiones, o leer su web y mandarle por email mis dudas… quiero escuchar, absorber su pasión, dejarme llevar por su discurso, la modulación de su voz…

File:Greuter Socrates.jpg

Fuente: wikipedia

Quizá lo que pasa es que no son numerosos los que además de saber lo saben contar con esa «magia» que casi raya en lo artístico. Pero, compañeros, cuando se unen ambas cosas… lo mejor es callar y flotar.

Hemos disfrutado con Carl Sagan, con Richard Attemborough, con esa gente que transmitía con su pasión la magia de la Ciencia.

Supongo que muchos pensaréis que no es así, pero dejadme que os recuerde lo mucho que disfrutáis de las charlas TED, incluso cuando (oh paradoja!) se nos incita a no dar clases magistrales desde lo que sin duda constituye una magnífica clase magistral. De hecho si te convencen será por la pasión que ha transmitido en una clase magistral… es gracioso, no?

Y, como nota personal (disculpadme la inmodestia), cuando me sale una clase «bordada» con sus bromas, sus sorpresas, sus demostraciones, sus explicaciones… o bien, cuando voy a hacer mis shows aquí y allá, la respuesta es excelente: la comprensión, la memoria… Mis alumnos recuerdan algunas de esas clases como si fueran monólogos y, en ocasiones, hermanos de antiguos alumnos venían pidiendo «sketches» concretos 😮

Concluyendo, no pido la vuelta al paradigma anterior, ni reniego de las TIC’s (como profesor de tecnología es probable que las use bastante más que la media), pero la clase magistral también es una herramienta muy valiosa que puede tener un gran resultado educativo en muy variadas audiencias.

Y termino con un par de enlaces en ese sentido

El blog El arte de presentar donde podéis encontrar muchas herramientas para mejorar en ese sentido.

Las 20 charlas TED más visitadas que hoy comentaban en Microsiervos, que os darán unos buenos ejemplos prácticos de clases magistrales, magistrales.


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