No podemos ponernos de acuerdo

Hoy una alumna ha hecho una muy buena presentación, coronada por un interesante turno de preguntas.
Trataba sobre su religión, mitos, distorsiones y su propia visión de ella, incidiendo mucho en que, tanto ella como sus creencias, tenían como un firme pilar el respeto a las ideas de los demás.
He aprovechado para hacerles unas observaciones que dejo por aquí para la consideración de quien lo desee.
Las religiones, creencias o ideologías pueden ser analizadas de varias formas.
Primero: ¿Son por propia definición perniciosas? Quiero decir, si mi primer mandamiento es matar fontaneros, eso está feo.
Sigamos: ¿Han sido sus concreciones algo negativo? Hemos visto como se han convertido en tiranías sangrientas las ideologías más liberadoras sobre el papel.
Y más: ¿Invalidan esos ejemplos la ideología o es sólo que aquellos que dijeron encarnarlas traicionaron sus propios principios?
Terrible idea: ¿Podría ser que lo que el papel acogió sea metafísicamente imposible de llevar a cabo?
Y más terrible aún: ¿Son quienes nos «venden» esas maravillas, lobos con piel de cordero? No es que sea un problema su concreción, ¿Y si nunca hubo más intención que entrar el caballo de Troya en las murallas y arrasar con todo?
Muchos problemas tenemos en estas preguntas… pero quiero, o no puedo dejar de ver, más problemas.
Y es algo que se niega o incluso de lo algunos nos quieren hacer sentir culpables por pensarlo.
No podemos ponernos de acuerdo.
No en todo, no en cosas muy graves y no en actos que solo pueden hacerse una vez, en un sentido o en otro.
Y tampoco vale «que cada uno haga lo que quiera» porque no somos entes aislados. Vivir salpica.
Y porque tenemos que construir sociedad, legislar para todos y tomar decisiones sobre personas a nuestro cargo, como los menores.
Mirad: ¿Hay quien piensa que las mujeres no deberían tener los mismos derechos que los hombres? Lleguemos a un acuerdo, ¿lo dejamos en la mitad?
¿Qué hacemos con el hijo de aquellos que piensan que no deben hacerse transfusiones? ¿O que no deben ir a la escuela?
¿Que hacemos con aquellos cuya ideología les hace pensar que lo que yo SOY está mal, ya sea homosexual, negro o… fontanero?
¿Qué siento cuando dicen que está mal vivir como vivo, pero que me respetan? ¿De verdad me respetan en su interior? ¿Y en su exterior? ¿Votan para que me quiten derechos? ¿Intentan que las leyes reflejen sus ideas y acaben siendo impuestas?
Insisto, hay quien piensa que puedo follar con Paco, pero que no adopte.. pero que no «provoque» besándome en público.. pero que no lo haga al menos delante de sus hijos..
¿Qué acuerdo es posible? ¿Y a esos hijos en la escuela, podemos hablarles de la declaración de los derechos humanos o es interferir con la crianza que quieren darles? ¿Son esos niños sujetos de derecho, del derecho a que le formen en los derechos humanos en los que yo creo, o en la ideología de sus padres?
El respeto al otro no es la panacea que nos venden. En realidad, la concreción de ese respeto suele parecerse más a conceder al otro el derecho a vivir como a MÍ me parece adecuado.
Y, ¿cómo, oh, Panadero, se resuelve esto?
No lo sé, sólo me pone triste y veo muchos ojos brillando en la oscuridad y sonrisas llenas de afilados dientes, que se quieren comer a muchos débiles y a mí mismo.
No estoy en el estado de ánimo de mirar, sin hacer nada, cómo devoran a pequeños, maltratan a diferentes o me negocian dejarme un muslo si les dejo comerse el otro.
Estas diferencias, históricamente, se han resuelto a hostias
Bueno… y contemporáneamente también.
¿Es eso todo lo que nos espera, pelear?
¿No existirá un cuerpo común en el todos (o casi) estemos ya de acuerdo?

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