
Ayer, después de leer la última llamada al buenrollismo me enfadé y pensé: El buenrollismo es privilegio. Punto.
Pero un segundo después me di cuenta la persona que decía aquello ha visto no pocas dificultades y tiene un compromiso de esos que te ocupan todos los días durante años, no sólo un esfuerzo puntual. Así que, privilegio, mis cojones.
¿Qué pasa entonces? Mi propia familia es de esa vieja escuela, luchadora incansable con una sonrisa. ¿Qué es entonces lo que me chirría?
Y esta mañana ya lo he visto más claro. Creo que un símil con los calmantes lo explica bien.
Ya sabéis que el dolor es nuestro aliado, Es una alarma de que algo no está funcionando bien. Resulta molesto, pero más molesto es no saber que has puesto la mano sobre la vitrocerámica o que te está comiendo un cáncer.
¿Qué hacemos cuando duele?
Miramos qué falla y tomamos medidas… y calmantes. Pero primero analizamos y tomamos medidas.
Lo que me molesta de la llamada al buenrollismo generalizada y la crítica a la crispación o a la denuncia es que se parece mucho a esos trabajadores de Estados Unidos que se atiborran a ibuprofeno porque no tienen ni los derechos laborales ni el acceso a la salud para hacer otra cosa que matarse trabajando.
«Entregarse» al buenrollismo para sobrellevar una situación jodida, SIN haber tomados las acciones personales o políticas adecuadas es similar a tomarse calmantes ante dolores intestinales, para acabar muriendo de cáncer de colon.
El dolor no es la enfermedad, es el aviso. Benditos calmantes, bendita anestesia… mientras me trato el problema subyacente del que el dolor es sólo un síntoma.
«Sonríe y no seas tan quejica». ¿Esto lo hago mientras me joden y me aguanto o mientras lucho? ¿O es que lo damos todo por tan perdido que ya solo queremos emborracharnos (con alcohol, risas o entretenimiento) y olvidar hasta el día siguiente?
Curiosamente el símil también nos sirve para hacernos esta otra pregunta: ¿Me opero sin anestesia? ¿Intento aguantar el dolor mientras me repongo de algo sin tomar calmantes? Lo que equivaldría a ¿seguimos de mala hostia continua mientras luchamos hasta que todo acabe? ¿Les entregamos también nuestra serenidad, además de lo que ya nos han usurpado?
Bien, os propongo un trato.
Crispados del mundo, ¿ya estáis haciendo lo posible? Entonces, defended vuestra serenidad, la integridad de vuestro espíritu y la vida amable con los vuestros… calmándoos un poquito.
Happy Flowers del mundo, ¿estáis haciendo lo posible? ¿No? Entonces poneos a hacer vuestra parte individual y política antes de lanzar guirnaldas y cantar canciones.
Y así podremos vernos ambos después, con los deberes hechos, y celebrar la comunidad de los bienintencionados que lo llevan a la práctica.
Quizá hubiera sido más fácil escribir sólo: «A Dios rogando y con el mazo dando».
Me apunto a lo de los crispados.
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Yo también… y necesito serenidad.
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