Los jóvenes y sus coordenadas

Bueno, empecemos mejor, diciendo: Algunos jóvenes y sus coordenadas.

¿Dónde andan nuestros chavales? ¿Por qué no nos entendemos?

Es difícil entenderse cuando se hablan distintos idiomas, cuando no se comparten intereses, o ni siquiera valores que quizá estemos dando por supuestos.

También es difícil entenderse cuando los adultos mantenemos un discurso de cara a la galería y unos principios (o la ausencia de ellos) en nuestro fuero interno o nuestro proceder.

La verdad es que me parece estupendo el cuestionamiento de valores, siempre que sea parte de un camino hacia «arriba» y no el comienzo de la ley de la jungla.

Por ejemplo, «hay que respetar a los mayores». ¿Por qué? ¿Es que no hay que respetar a los que no sean tan mayores?

Me parece interesante el cuestionamiento, siempre que acabe en: Hay que respetar a todos. Hay que considerar que quien lleva más rato por aquí quizá se haya hecho una opinión interesante de escuchar sobre las cosas.

Si eliminamos la convención social incuestionable sobre el respeto a los mayores, para ir dándoles patadas en el culo por la calle, pues creo que poco hemos avanzado.

Aunque esto es una reflexión de hace tiempo, se me ha revivido con este artículo, cuya lectura os aconsejo porque muestra bastante de lo que estamos hablando.

Artículo de EL PAÍS.

El youtuber que humilló a un mendigo alega que era «en plan coña»

Divertido que incluya el omnipresente «en plan».

Voy a incluir unos extractos:


«Vacila al fiscal (…) tutea a los abogados y lanza preguntas impertinentes». Ausencia de respeto por las personas e instituciones.

«21 años». No es una niñería… bueno, sí, pero no de un niño.

“todo era en plan de coña”. “Mi intención no era ofender. Vosotros vais muy a tope con la ley”. Ir muy a tope con la ley… ya veis.

“Dejé el instituto para dedicarme a este trabajo. Lo estaba haciendo bien. Y luego pasó esto. La prensa me ha jodido”. Putos periodistas.

«Ya pidió disculpas cuando el vídeo desató una amplia polémica, pero en el juicio ha admitido que lo hizo para contrarrestar las “críticas”.» Muy común esto de decir lo que queremos oír sin ningún tipo de cambio de actitud o aprendizaje. Es lo que tiene no tener que pagar las consecuencias de las acciones. Puedes decir que lo sientes mucho y seguir haciendo lo mismo. No nos suena de nada, ¿verdad?

«Le preguntan también por otros retos en los que ofrecía bocadillos rellenos de excrementos de gato a niños y ancianos. «¡Era en plan de broma! » Sin comentarios.


¿Lo veis? ¿Lo notáis? Nula empatía, nula responsabilidad, «me han jodido», a él (!).

¿Cuáles son los referentes, las coordenadas para este tipo? ¿Cómo puedo hablar con él?

¿Hablamos de la dignidad de las personas? ¿Del respeto al débil? Lo vende sin tapujos por unos likes y el dinero que le reportan. Por supuesto dejó los estudios por el dinero que le da hacer bromas. ¿Hablamos entonces del placer de saber, de conocer, de aprender, de crecer como persona? ¿Hablamos de la ley, de lo común, de lo pactado, de la vida en sociedad?

Pues así, queridos, es el pensamiento de muchos jóvenes y de muchos adultos, y por eso es necesario un sistema que ponga límites a quien no desee tenerlos. La otra opción es un rifle para defender mi rancho, pero creo que ya pasamos esa etapa, al menos por aquí.

Insisto, jóvenes y adultos. Mirad, ¿cómo podemos decirle a los chavales que hacen un mal uso de las redes sociales, que exponen indebidamente su privacidad, cuando es exactamente lo que hacemos los adultos todos los putos días de la semana, poniendo fotos de lo que comemos, de nuestros pies «aquí sufriendo» en la playa, del recorrido y el tiempo que hemos hecho corriendo, (perdón, haciendo running), o de nuestros musculitos incipientes después de una semana de gimnasio?

Es complejo, pero no es cierto que no haya maneras.

Una es el sistema social de garantía de derechos que hemos pactado, lo que incluye, la compensación a las víctimas y la responsabilidad de quien lo incumple. Por eso, es más que posible que el youtuber de marras se lleve una buena condena y una buena multa. Sólo queda desear que, como hacemos con la educación, la justicia sea rápida y proporcional, de forma que resulte «educativa» para aquellos que sólo asumen comportamientos basándose en una evaluación coste/beneficio. Bien, pues humillar al débil como lo ha hecho esta persona debe tener asociado un precio que le haga a él, y a otros, replanteárselo.

Repito, la otra opción, es la ley de la jungla… y ojo, la mayoría de nosotros no somos leones.

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