Una de las cosas que hacemos los humanos es asociarnos. Supongo que porque está escrito en los genes… y porque frotarse mola… pero eso es otro tema.
El caso es que en cualquier institución está la figura de «los críticos» o el «sector crítico», que incluso pueden formar un grupúsculo dentro de la propia organización y hacerse llamar a sí mismos… ¡»Los críticos»!
Y, ¿a qué viene todo esto? Pues a que estoy un poco harto de determinados críticos. Os cuento.
En mi opinión, un crítico debe tener fecha de caducidad. Veamos por qué.
Resulta que quiero cambiar/regenerar/volver a su prístina pureza a mi organización.
Pero también resulta que ocurre alguna o varias de estas cosas
- No me hacen ni caso
- Me hacen caso sólo en cuestiones menores, puro maquillaje
- Toman acciones puntuales que van directamente contra los principios que defiendo.
Y resulta también que yo sigo en la organización… aunque soy supercrítico.
Pues eso, que estoy harto.
Cuando ocurre esto, tanto la organización como el crítico sacan partido de la situación.
– La organización:
- Se viste de guay, porque es plural y alberga múltiples voces y tal… aunque sigue haciendo lo que la dirección quiere.
- Obtiene votos y apoyos de personas que llegan a la organización a través del crítico que tiene un discurso molón y que promete cambios.
– El crítico
- Sigue cobrando, viviendo de, o teniendo la plataforma de la organización.
- No tiene que responder por las acciones de la organización porque mantiene su discurso chupiguay
Sí, sí… ya sé que las cosas no se cambian en un día, pero si te tiras veinte años en una organización que va en contra de tus principios, algo pasa, compañero.
Ahora te hablo a ti directamente, tú que eres crítico chupiguay.
Para mí tu actitud tiene fecha de caducidad, sólo te concederé un tiempo para ser crítico chupiguay.
Pasado ese tiempo, si tu organización no te hace ni puto caso y lo que está haciendo es maquillarse de estupenda contigo, usarte a ti para engañarme a mí y que dé apoyo a lo que ni tú, ni yo, apoyamos… no me vale de nada que te etiquetes como crítico.
Si eso no te indigna y no sales de la organización, entonces sintiéndolo mucho, te conviertes en un engranaje más de ese sistema y tendrás que asumir sus acciones y comerte las críticas a ella, porque tú eres parte de eso. En particular que me hayas engañado (conscientemente o no) llevándome a apoyar a esta organización por lo que sugerías/prometías.
Ahora os queda a todos mirar con atención a todos esos críticos, renovadores, nuevas propuestas, etc. y ver si en realidad es el sistema tomándoles el pelo y usándolos para tomárnoslo a nosotros, o ellos mismos haciéndose un hueco cómodo para vivir. O bien cuánto tiempo les vais a conceder y qué logros están obteniendo, por si se tratase de un verdadero proceso de renovación.
La Ciencia para todos 
Jajajaja. Buena crítica. 🙂
En general estoy de acuerdo, pero yo no lo veo tan fácil. Como siempre la realidad tiene muchos matices. Por ejemplo:
1. Lo más habitual no será que no te hagan caso alguno, sino que te harán caso en unas cosas y en otras no. Cosa bastante normal, creo yo.
2. Yo puedo creer que mi opinión es la mejor, pero es muy probable que los demás piensen igual, respecto de sí mismos.
3. Hacer algo útil en una organización, puede ser mucho mejor que no hacer nada fuera de ella.
4. También se puede cambiar de organización, pero nunca vas a encontrar ninguna que coincida contigo al ciento por ciento.
5. Las partes que indicas como negativas se pueden ver como positivas, desde otro punto de vista.
6. ¿Nunca te has preguntado quién sale ganando si te marchas de una organización y quién pierde? La respuesta será muy sencilla e indica claramente lo que cabe hacer, si no encuentras otras alternativas mejores, para influir con tu criterio.
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Gracias por tu comentario.. yo creo que contesto a tus puntos en el texto, en todo caso, añadiré una pregunta: ¿por qué iba a cambiar una organización a la que sus afiliados no le hacen pagar un coste por sus acciones?
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La vida me ha sorprendido, varias veces, demostrándome que mi influencia ha sido muy superior a la que parecía. El hecho de que no reconozcan tus argumentos no significa que no los valoren o los tengan en cuenta. Más de una vez personas que rechazaban mi punto de vista los he visto, tiempo después, defendiendo mis argumentos con apasionamiento. 🙂
Si esperamos un cambio radical de la organización, a corto plazo, tal vez no lo veamos nunca o en muchos años, pero los pequeños cambios también cuentan. Y eso sí sucede.
Desde luego es mucho mejor lo que propones pero, por desgracia, no suele existir una masa crítica suficiente de afiliados que esté dispuesta a discrepar y luchar abiertamente y de eso se aprovechan los que disfrutan del poder del aparato de la Organización.
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Gracias de nuevo por comentar, pero vuelvo a remitirme al post. Por muy bien que les parezca, si no se traduce en acciones de poco vale y si no es en cierto plazo, de nada le vale a las víctimas.
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Me ha gustado mucho el post, compañero. Yo me lo llevo a mi terreno (como no podía ser de otra forma) y lo aplico a aquellos críticos con el sistema capitalista. Sí es una mierda y tal, pero bien que vivimos a su costa, ¿verdad? Al final o eres un hipócrita y por tanto te engañas a ti mismo o te conviertes en un cínico, que por lo menos no engañas a nadie y muestras un cierto sentido de humor. O aceptas que en el fondo te gusta vivir bien como a todos y no por tanto no eres más chupiguai que nosotros.
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También es cierto que es más difícil salir del sistema capitalista que de una organización…
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[…] Contaba el político que había sido “leal” y había expresado sus quejas una y otra vez en los órganos correspondientes del partido sin que repercutiera, viéndose, por tanto, abocado a esta decisión. Por supuesto me recordó aquel post “Los críticos tienen fecha de caducidad”. […]
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[…] críticos”, “los independientes”. Hace ya tiempo os decía que, en mi opinión, tienen “fecha de caducidad”. Os resumo el post: si después de mucho tiempo, tus posturas críticas no alcanzan nunca a mover […]
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