Papá, has matado a mi padre

Papá, has matado a mi padre.

Ya, ya… lo sé, también fue duro para ti.

Es lo que tiene la nicotina, como droga es «estupenda»: Caladas largas y profundas y te relaja, caladas cortas y más superficiales y te activa. Vale para cualquier momento.

Sí, lo sé papá… tenías mucho encima; la infancia, la dura postguerra… Además, ninguno somos realmente libres. La publicidad y la sociedad en la que viviste llevaban a eso… ¡Creciste viendo a Bogart, por Dios! Pero… papá… tú mataste a mi padre.

No te enfades, papá, si lo entiendo… Vamos papá… no hace falta que te defiendas.

¿Qué quieres decir con que «era tu vida», «que podías hacer lo que quisieras con ella?

Por eso quería escribirte, papá.

Tú vida era tuya, sí, tuya… pero también, en parte, era de aquellos a quienes quisiste regalársela.

No vivimos solos ni aislados, no vivimos en medio de la jungla… Si ese fuera el caso, a tu entierro sólo hubieran acudido los bichejos del bosque para ayudar a tu materia a seguir el ciclo de la vida.

Pero tú, papá, tú elegiste casarte y tener hijos, compañeros de trabajo, amigos en lo mundano y en lo espiritual… elegiste querernos y nosotros te quisimos. Teníamos un acuerdo de cariño, teníamos un compromiso de amor.

Y entonces, papá, tú te mataste. Sí, sé que dejaste el tabaco, sé que fueron como 20 años sin fumar… y que saliste de un infarto de milagro… y que te «regalaron una prórroga» de diez años… pero el daño ya estaba hecho.

Con esa decisión de fumar, que algunos llamarían «libre», pusiste fin a tu vida… era tuya, tenías derecho. Pero en ese mismo acto mataste a otros muchos… y, a eso, papá, a eso no tenías derecho… no lo tenías.

Mataste al padre de tus hijos, al marido de tu mujer, al abuelo de tus nietas, al cuñado de tus cuñados, al amigo de tus amigos… mataste a muchos, papá, a mucha gente que no te pertenecía ya sólo a ti, que también «era de otros». Teníamos un acuerdo de cariño, papá, y lo incumpliste.

El Universo parece no ofenderse porque hagas lo que quieras, incluso incumplir tus compromisos, pero con esa misma libertad yo puedo reclamar ese incumplimiento y decírtelo, papá.

No te lo digo con rencor, papá, te lo digo con pena. No estoy enfadado contigo, entiendo que, al fin y al cabo, tú fuiste tu primera víctima.

Sí que estoy enfadado con aquellos que te engañaron, que te engatusaron para venderte veneno y lucrarse con ello. Lo peor, papá, es que lo siguen haciendo… de todas formas, no hace falta que luchemos contra ellos, la manera de terminar con esta sinrazón es dejarles sin clientes.

Por eso quería hablar estas cosas contigo, papá, contigo y con estos amigos que nos leen. Quería entenderlo mejor y encontrar luz y fuerza para intentar cumplir mejor con mis acuerdos de cariño. Quizá también alguno de estos amigos que nos escuchan encuentre aquí la chispa que le faltaba para empeñarse en vivir, en lugar de empeñarse en morir.

Sigue tu camino, papá, yo voy también siguiendo el mío. Quizá te sonrías al saber que parte de mi sendero está iluminado gracias tu ejemplo y tus consejos.

Hasta la vista, seguro que en algún recodo volvemos a encontrarnos.

Despídete de estos señores, papá… que ya se van.

Te quiero.

16 Responses to Papá, has matado a mi padre

  1. cuñaooo dice:

    Nunca dejo comentarios, pero ahora mismo tengo los pelos como escarpias…
    Un abrazo

    Me gusta

  2. Oihana Iturbide dice:

    Ha sido como mirarme en un espejo. Lo comparto.

    Un abrazo enorme y gracias.

    Me gusta

  3. miraburu dice:

    Yo soy un adicto a la nicotina, y dadas mis circunstancias actuales creo que debería recapacitar y pensar en lo que me estoy haciendo a mi mismo. Estoy con una trombosis profunda en la femoral y otra superficial, me han puesto sintrom de por vida y sigo fumando, menos que hace un mes, que me fumaba un paquete al día y comía todo tipo de dulces y varias latas de coca-cola debido a una depresión que tengo, y que en una consulta con el endocrino me dijeron que tenía un principio de diabetes.
    No sé cómo salir de la nicotina (dicen que es más adictiva que la heroína), no estoy puesto en drogas, pero el tabaco lo encuentras en cualquier sitio y es barato. Hay veces que tengo unos temblores en las manos que parece que tengo parkinson. La moral no la tengo muy alta estos últimos días y el tabaco y la fotografía son lo único que me hace seguir adelante. No sé si debiera escribir esto en este blog, pero quería decirte Javier, que no quisiera acabar como tu padre, como el mío, que falleció con 51 años por un cáncer, dejando una viuda y cinco hijos que han salido adelante sin un padre al que hecho mucho en falta (yo tenía tan solo 7 años).
    Creo que todo está en la cabeza, en saber decir NO, Si te caes, te levantas de nuevo. Yo todavía estoy en el suelo…

    Me gusta

    • javierfpanadero dice:

      Como dices es una droga de una fuerza tremenda. Yo tuve la suerte de no verme envuelto en ella, y si así hubiera sido, no sé si hubiera tenido las fuerzas para salir. Desde aquí te mando mi apoyo y que no te lances solo ante un enemigo tan duro, efectivamente hay que levantarse, pero no dice en ningún sitio que no puedan echarme una mano, cuenta con la gente que te quiere y pide ayuda profesional, tanto médica como psicológica, que para esto está. Un abrazo

      Me gusta

  4. Daniel dice:

    Pura verdad….

    Me gusta

  5. […] del amor, la pena y la rabia que guardaba en su corazón contra su padre. El post se titula “Papá, has matado a mi padre“. Y es exactamente lo que yo le decía a mi padre cuando tenía doce o trece años. Que fumar […]

    Me gusta

  6. Armando dice:

    A un papá le ha gustado mucho tu escrito. Un abrazo Javi.

    Me gusta

  7. A mi el tabaco me robó a un abuelo maravilloso. Y sé que me robará al hombre que comparte mi vida. Pero lo que peor llevo es que mi hijo también ha caído, y ninguno de mis argumentos, ni los más racionales ni los más emocionales, parecen servir para que lo deje antes de que sea demasiado tarde. Sólo espero que yo sea más rápida en irme que él.

    Me gusta

  8. […] Papá, has matado a mi padre […]

    Me gusta

  9. Eudosio dice:

    Falta decir que era vecino de sus vecinos, no sólo amigo de sus amigos.

    Me gusta

  10. […] A esto se le añaden nuestros “contratos voluntarios”. Aquello de “mi vida es mía y de quien yo quiera”. ¿Te has emparejado? ¿Has llegado a acuerdos, límites en vuestra relación? ¿Has tenido un hijo? ¿Tienes amigos y (placenteras) “obligaciones” derivadas de esa amistad, como la compañía mutua? ¿No son todos esos “contratos de cariño” a los que ELEGIMOS “atarnos” ? ¿Y no los hemos elegido porque sentimos que hacen nuestra vida mejor? Ya apuntaba este tema en Papá, has matado a mi padre. […]

    Me gusta

Deja un comentario