Me convencieron para trabajar por proyectos en una clase magistral…

Fabada

Quizá porque en este país hay que ser del Sevilla o der Betih, rojo o facha, cocidista o fabadista… nos agarramos a las novedades y las hacemos religión, y además no es infrecuente encontrar fanáticos entre los conversos.

En contradicción con el título, esto será más un elogio a la «clase magistral», conferencia o como queráis llamarla… Lo digo por si habéis llegado aquí por el título y queréis dejar de leer a partir de este momento. También podéis seguir leyendo y darme caña en los comentarios 😉

Pues no, un libro no será mejor necesariamente porque haya sido escrito en colaboración por varios autores y tampoco tendrá que ser necesariamente mejor porque esos autores lo compartan gratuitamente. Simplemente estarán regalando su trabajo, que puede ser excelso o mediocre, pero trabajo, que otros pueden no querer o poder permitirse, regalar.

No, amigos, yo no quiero que entre (aquí pongan a su autor favorito) en mi clase y nos ponga a trabajar en grupos, a ver qué se nos ocurre. Si entra un sabio en una clase, que hable, que nosotros nos callamos.

Es posible que llamemos escuchar a que alguien hable y yo me ponga a cortarme las uñas de los pies mientras tatareo I feel pretty… para mí escuchar es otra cosa. Cuando escucho sigo los razonamientos, los repaso, veo si estoy de acuerdo o no, mantengo un diálogo con ese orador, que me hace subir y bajar y me lleva por un viaje que ha diseñado para contarme algo.

Lo mismo pasa con una película o con un libro. Yo voy con Atreyu, no estoy sólo pronunciando los sonidos al leer ¿No disfrutamos de ese viaje, ese diálogo con aquel autor que es tan poco colaborativo que se ha muerto antes del turno de preguntas?

Desde luego, la clase magistral no es la única manera de dar clases, pero tampoco es una aberración o algo pasado de moda, como a a veces parece, por lo que se oye.

Es curioso que gente que idolatra las charlas TED, devora libros (de pago) escritos por un sólo autor, y demás productos en los que la información fluye en una dirección… abomine después de poder dar una clase magistral.

Y lo mejor es que… algunos fueron «convertidos» gracias a una excelentemente convincente, por lo visto, clase magistral.

Las formas de comunicación son legión, y desperdiciar unas buenas dotes de orador que despierten la pasión en el auditorio… un pecado.

Se abre la veda… a darme marcha en los comentarios.

Abrazos unidireccionales.

17 Responses to Me convencieron para trabajar por proyectos en una clase magistral…

  1. No hay por qué darte «caña»… todo lo contrario. Has dicho alto y claro una verdad como la copa de un pino 😉

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  2. Concha dice:

    De eso nada. Si te has marcado una clase magistral no vengas ahora a pedir que hagamos comentarios para rellenar el resto de la clase. ;-P)

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    • javierfpanadero dice:

      Me has matao’…. buenísimo! gracias por el vacile comentario

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      • Concha dice:

        Hay de todo, como en botica, en el mundo de la docencia. Tuve un profesor de pedagogía que se pasó toda una tarde hablando desde su púlpito a un grupo de 50 alumnos (eramos todos maestros ya en activo) sobre lo importante que era el aprendizaje activo y no se sonrojó. También tuve a otra de pedagogía comparada que dió dos o tres clases a principio de curso hablando de las generalidades típicas (qué es pedagogía comparada, etc.) y luego nos dividió en grupos y nos encargó hacer un trabajo sobre el sistema educativo de un país y el resto del curso las clases las dábamos nosotros. Y cobraba por eso.

        Si uno sabe de algo y quiere transmitirlo a los alumnos tiene que saber cómo conseguirlo. Suele ser una mezcla de clase magistral y de incitación a la acción, con una tutorización adecuada. Y depende de la edad y las condiciones de los alumnos. Y de la materia de que se trate.

        Por cierto ¿qué hace un profesor de tecnología «criticando» el método de proyectos?
        Salud

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      • javierfpanadero dice:

        Respondiendo a tu pregunta… PENSAR!!! jeje, bromas aparte, la asignatura ha cambiado mucho en estos años… llevo como 18 dándola y ahora ya no es meterse en el taller a hacer maquetas todas las horas (como era casi al principio), ha aumentado mucho la carga teórica y la sofisticación de lo que se construye… menos serrín y más electrónica. En fin, nunca ha parecido que hubiera una idea clara de lo que se esperaba de ella… mejor dicho, una idea común a la distinta gente que fue legislándola. Finalmente, ya cercana a su muerte… o casi, ya veremos qué pasa. Gracias de nuevo por tu comentario… insisto en que me encantó el anterior… je, je… me has pillado off-balance total…

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  3. Nereadas dice:

    Pero sí sabemos que la exposición a la información correcta no suele producir cambios en las ideas previas. Luego, para una gran parte de los conocimientos a construir, la clase magistral no sirve. Y, ya puestos, ¡ay, si fueran magistrales…! Yo por darte marcha, ¿eh?

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    • javierfpanadero dice:

      Aquí hablamos de la forma, la calidad ya es variable en todas las formas de comunicación.

      Si fuera tan inútil, yo no estaría donde estoy, ni la mayoría de mi generación que nos criamos con eso. No es ideal, no es para todo, pero tampoco es un desastre, ni algo a descartar.

      Saludetes

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      • Nereadas dice:

        Por supuesto. Yo aún recuerdo con cariño cuando, después de mi período de innovación total «no esperéis que os explique nada, esta no es esa clase», descubrí el valor delas clases magistrales y… ¡de los exámenes! Visionaria que es una…
        Saludetes también

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  4. Hugo dice:

    Darte caña?
    En este caso, después de escuchar tu monólogo o clase «minimagistral», analizarla, razonarla y reflexionarla…
    Comparto que haya varias maneras de trabajar y compartir los contenidos, enseñanzas y reflexiones. La clase magistral, dada por la persona adecuada es una delicia (por experiencia lo digo), aunque es bueno abrir él aula a otros modos de trabajo e interacción que pueden enriquecernos (siempre que se propongan con sentido, una buena preparación y desarrollo). Igual que en la educación de los hijos no hay reglas fijas y cada uno en su contexto y momento requieren del «arte de educar-amar». Un saludo.

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  5. […] tampoco tengo nada contra una clase magistral bien ejecutada, aquella en la que el profesor o ponente se preocupa realmente de que quienes le están escuchando […]

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  6. […] tampoco tengo nada contra una clase magistral bien ejecutada, aquella en la que el profesor o ponente se preocupa realmente de que quienes le están escuchando […]

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  7. Yo tengo 55 años y ya en la “Normal” trabajábamos “por proyectos” en tres asignaturas: Pedagogía, Psicología y Organización Escolar. Nos daban un guión sobre el tema en cuestión y nos dividían en grupos. Como entonces internet no estaba ni en los forros, tocaba irse a la biblioteca a rebuscar en los libros y resumir… o lo más fácil, buscar a un colega de cursos anteriores para que te pasase el tema ya hecho, porque cada año eran los mismos. Luego realizábamos la puesta en común; el profe (que se había pasado las clases de aquí para allá tocándose las gónadas nos calificaba y todo el mundo feliz). Ya os podéis imaginar que aprendimos un montón de aquellas materios trabajando por proyectos.

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