El mensaje indeseado de los perfeccionistas

¿Eres de esos que llaman «perfeccionistas»? ¿De esos que nunca pueden dar un trabajo por terminado mientras queda tiempo? Y ya que estamos, ¿crees que es una cualidad positiva y presumes de ella?

Quizás entonces te recuerdes de chaval, o recuerdes a algún compañero tuyo, quejándose o incluso llorando por haber sacado un 9,5 en lugar de un 10 y cosas por el estilo.

Si eras tú recordarás que la gente no te miraba precisamente con comprensión, y si lo veías podrás recordar la mala sensación que te daba.

Estas personas no comprenden por qué causan ese rechazo en otros si ellos siempre tienen palabras de comprensión y ánimo para todos y felicitan a su compañero que siempre saca 5 y esta vez ha sacado un 6,5…

Una vez más, queridos, los hechos.

Cuando expresas tu malestar por esa pizquita que te falta a ti en cualquier campo, expresas cuál es tu opinión interna sobre ese hecho. No sobre ese hecho respecto a ti, sobre ese hecho.

Cuando dices: Uff, qué gordo estoy! -porque te sobra un kilito, ¿has visto la cara de tu amigo obeso que sí que tiene un problema de salud con su peso y que además le origina con frecuencia otro de autoestima? En el fondo lo que dices es: Todo el que esté igual o más gordo que yo me parece desagradable. Y punto, ese es el mensaje.

Sé que no era ese el mensaje que querías mandar, sé que de hecho cuando hablas con los demás dices lo contrario, sé que crees que esa no es tu opinión consciente… pero sí es tu opinión inconsciente.

Es algo difícil de asumir y te pone un poco triste cuando por fin lo haces, pero el perfeccionismo extremo esconde una gran dosis de intolerancia.

¿De dónde nace esa «rabia» que te da ver a gente haciendo tonterías? ¿Qué más te da? Es gente que no conoces, que no te importa… otros lo disfrutan y también te da «coraje». A veces hacen esas tonterías adrede por reírse, no es que sean tontos, y el público también se ríe en esa complicidad. ¿Qué más te da a ti, intolerante…? ¿Por qué no te ocupas de tus cosas? No es por ayudarles, en tu «rabia» hay cierto desprecio.

Por cierto, ¿qué mensaje mandamos (sobre todo a nuestros hijos) cuando se nos cae algo y decimos «Mira que soy tonto» o cosas así? Pues te guste o no, ese es el mensaje que mandas, que cuando a tu hijo se le caiga, también es tonto.

Quizá pienses que exagero, que soy un mediocre conformista, que los mayores logros se consiguieron no conformándose con lo imperfecto… Está bien que pienses, es una buena actividad, no la dejes… bromas aparte…

Como siempre, tu sufrimiento es el que marca el límite. No hablo del esfuerzo, hablo del sufrimiento. No me refiero que que intentes correr un  kilómetro más o ensayar una hora más.

Fíjate. Tienes tu obra terminada (la que sea) y está bastante bien, pero aún puede arreglarse un poquito aquí o un poquito allá y te lías, cuando la entregas dices para ti o audiblemente que es una mierda y ese último pulido te costó la noche sin dormir (salud), la tarde con tu familia (amor), deberes urgentes (tu casa, otros trabajos, etc.) Es fácil ver el desequilibrio, lo sentirás.

Más preguntas, ¿por qué sacrificas salud, personas y cosas importantes por hacer «obras»? ¿Qué ganas con ello? ¿La valoración de quién? ¿No eres ya algo valioso sólo por ser una persona? Lee esto si quieres donde hablábamos del respeto.

Resumiendo, lo primero es que identifiques esa cualidad del extremo perfeccionismo como dañina, que veas la intolerancia que abrigas y haces crecer en tu interior.

Lo más importante es que tus actividades no te hagan sufrir, que no abandones lo que es importante o muy importante (como la gente) por hacer «cosas».

Además hay una regla sencilla: Si algo en tu vida es más importante le deberás dedicar más tiempo y más energías, o tender a ello. Lo demás es, o bien enfermizo, o bien que tu orden de importancia en el fondo es otro. Conclusiones humanas de la tesis de mi hermana.

Da miedo y tristeza pensarlo… pero sí te matas a hacer cosas porque ser una persona no es suficiente, verás que por sus «cosas» también valoras a otros y que lejos de ser la persona «espiritual y perfeccionista» que te creías, eres un intolerante materialista… y amargado

Elige ahora lo que quieres ser, no diciendo que no eres lo que eres, sino transformándote.

Pensando en estas cosas y en mis queridos alumnos les escribí una obra de teatro que representamos hace dos cursos. Aquí la tenéis en texto y en vídeo: Lo que me pasa por la cabeza

10 Responses to El mensaje indeseado de los perfeccionistas

  1. Laura Le Al dice:

    Yo soy de esas personas un poco más perfeccionista de lo que querría. No me gusta serlo, sobre todo, porque me supone una tensión y presión superior a la que veo en la mayoría y, a veces, no me deja descansar.
    Reconozco que con el tiempo he aprendido a suavizarla y lo que es más importante, a no molestar con ella a los demás.
    En cualquier caso, siempre estamos en proceso de transformación y espero seguir mejorando esta «no virtud».
    Como siempre, un excelente post.

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  2. Lurdes dice:

    El mayor enemigo de ti mismo eres tu mismo.

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  3. Vane dice:

    Muy bueno compi querido, aunque me asusta un poco. No me considero extremista pero la perfección es uno de mis defectos…..prometo reflexionar. Gracias, como siempre por tus indirectos consejos. Se te quiere y se te hecha de menos….

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  4. Visitante dice:

    La percepción de la perfección es una fuente de placer que no creo que muchas drogas puedan superar. Así que cuidado, menospreciar el poder volitivo de tamaño estimulante natural puede ser una constante fuente de frustraciones, un camino hacia la depresión o un puente hacia sustitutos artificiales. Hay una camiseta que dice «Antes era vanidosa, ahora soy perfecta» y a quien tenga el buen humor de llevarla puesta hay que mostrarle también un respeto.

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  5. […] El indeseado mensaje de los perfeccionistas […]

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  6. Gran entrada que retrata a un fenotipo muy reconocible. Es el de el autodenominado perfeccionista, el que exhibe el supuesto perfeccionismo como una virtud. Un exhibicionismo que es a la vez un complejo de superioridad y un juicio a los demas.
    Hay otro tipo de perfeccionismo que realmente raya el TOC y que no se exhibe, se sufre. Un doctorando mio, victima de ese perfeccionismo, era incapaz de acabar un artículo satisfactoriamente para él, puso un gran cartel sobre su ordenador que me hizo entender su problema real y que rezaba: «BETTER DONE THAN PERFECT»

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