No tengo tiempo pa’ na’

Supongo que esta sensación la compartimos muchos.

Os lo digo porque me han regalado un libro llamado Organízate con eficacia de David Allen, un clásico ya en estos temas y que viene con las mejores referencias.

Este libro contiene un consejo muy sencillo y que me parece muy útil. Algo así como: Si se te cruza una tarea que se realiza en menos de dos minutos, no la postergues, no la planifiques… hazla y listo.

Pero esta entrada va a ir por otro camino.

En mi opinión creer que el agobio con el que titulamos se arregla con organización es un error de concepto.

Hay gente que vive permanentemente en apreturas de tiempo, en momentos en los que sus circunstancias externas son muy acuciantes o cuando no lo son tanto.

Esto nos hace pensar que no tiene que ver con el exterior, sino con el interior, ya que somos nosotros la única variable que permanece constante. Es frecuente que estos patrones se repitan desde la juventud o la niñez.

Plantéate esta situación. Cuando tienes un proyecto que realizar, ¿apuras todo el tiempo disponible o bien tardas un tiempo limitado, lo hagas con dos días de antelación o el día antes?

Si eres de los que sigue trabajando hasta el momento de entregarlo porque «siempre se puede mejorar», creo que tienes un problema, compañero.

Esta obsesión por la perfección, que no sólo no es virtuosa, sino que resulta patológica, generando ansiedad e infelicidad, esta obsesión radica, en mi opinión. en algo mucho más profundo.

Aunque resulte duro decirlo, cuando uno sacrifica algo de valor indiscutible como la salud, las amistades, la familia, la misma Paz de espíritu, por una cosa… es porque esa cosa ha tomado una posición preferente en tus «intereses».

No digo que sea un proceso consciente, ni que lo disfrute el usuario.

Y este es el error fundamental que podría enunciarse así:

Como yo no valgo lo suficiente con lo que soy, intentaré compensarlo con lo que hago.

Hemos salido de la primera etapa materialista, en la que nos compramos un coche o una joya para validarnos, pero seguimos en un materialismo más sutil, en el que el valor sigue sin dármelo el hecho de ser humano (como ya hablamos), sino las cosas que hago.

Cómo solucionamos esto.

Mi propuesta es poner fronteras.

A esta tarea se le dedica esta tarde, el trabajo termina a esta hora, los domingos son para la familia… etc.

El camino que transitábamos antes en el que intentábamos hacer todo lo que era nuestro deber de la manera más perfecta posible, con el perjuicio de nuestros más allegados y, sobre todo, de nosotros mismos… ha demostrado no llevar a buen puerto.

En esta nueva aproximación, establecemos fronteras y trabajamos honradamente y tan duro como siempre hasta esas fronteras. Lo que quede por hacer, lo que no pueda hacerse, lo que tengan que asumir otros, o lo que directamente «pete»… tendrá que ser así. La otra opción es que vivamos esclavizados toda la vida o que «petemos» nosotros.

El Sol se pone una vez más en el Cabo de la Nao y un rayo de iluminación me llega, como cada vez que ando por Javea. Gracias.

Dedicado a aquellos que sufrimos por estas cosas, a ver si nos vamos quitando. Especialmente a mi hermana querida, y mis compañero Antonio, Luis y Vanessa con los que se habló horas y horas… sin fronteras… sobre esto.

21 Responses to No tengo tiempo pa’ na’

  1. Mari dice:

    Gracias por recordarnos una vez más las cosas que hemos racionalizado mentalmente pero aún no hemos conseguido integrar en nuestro día a día.

    besos.

    Me gusta

  2. Sí señor. De nuevo algo que debería enseñarse en las escuelas desde muy pronto.

    Saludos…

    Me gusta

  3. Laube dice:

    Ay, ay, ay… Esta tarde hemos estado hablando justamente de esto, porque tengo un amigo que siempre anda agobiado, estresado, ansioso y siempre llega tardea todas partes, mientras que mi marido y yo siempre preferimos llegar antes y esperar.
    Me parece que has dado en el clavo: el agobio no está fuera, está en nosotros mismos… Hay personas que ponen en macha 1000 proyectos que nunca llegan a ninguna parte. Otros preferimos poner en marcha uno y, cuando lo concluimos, nos damos la licencia de descansar antes de comenzar otro. Otras personas dicen que no tienen tiempo para hacer las 1000 cosas que tienen entre manos, pero, cuando te pones a observarlos en silencio, ves que no hacen más que dar vueltas sin realmente hacer nada.
    En fin… que me ha encantado tu entrada y muy sutilmente voy a enviarla a algunos amigos que tienen este problemilla… jejejejeje
    Un besote y feliz fin de semana

    Me gusta

  4. rjtania dice:

    jajajaj sutilmente no?, vale. Lo primero hola, soy Tania, y soy una de las amigas de Laube que nunca tienen tiempo pa ná, ademásesta frase me va acorde por dos partes, yo la pronuncio así.
    Lo cierto es que yo disiento, creo que es un magnifico planteamiento, pero también creo que no nos vale a todos. Yo nunca tengo tiempo para hacer todo lo que quiero, o voy tan agobiada que acabo …. bueno, pues como todos cuando abarcamos más de lo que podemos, pero …. es que yo creo que nunca hay una prioridad, yo al menos tengo muchas prioridades. Tener tiempo para atender a mis hijas es prioritario, la casa (ya sabéis, comida, ropa y todas esas cosas) son prioritarias, tener tiempo para disfrutar de mi familia es prioritario, hacer deporte es prioritario, por cuestiones de salud, quizás lo menos prioritario para mi sea alternar con gente, y lo considero muy importante. Hay algo más que es muy prioritario y soy yo, pero mi prioridad es … como lo diría … realizarme, como se suele decir, como persona, hacer esas cosas que me gustan y de las que no he tenido tiempo de ocuparme, generalmente porque ocupan mucho tiempo. Yo soy prioritaria … claro, con tanta prioridad pues acabo no teniendo tiempo pa ná. :o)

    Me gusta

    • javierfpanadero dice:

      Gracias por echar un minutejo leyéndome. Para mí la clave no es tanto el número de cosas que se hagan, como que se pierda la paz interior mientras se hacen. Si mantienes la paz todo está ok desde mi punto de vista, pero si no, es que la paz interior no es una prioridad en nuestra vida… y creo que debería ser la primera o de las primeras. Saludos y… te deseo mucha paz.

      Me gusta

    • Laube dice:

      Tania, eres la «leshe»… Yo, con los años, he aprendido que si hago todo, no sale todo bien y encima me agobio y, como buena canaria, detesto agobiarme… Así que me permito el lujo de no hacer ná algunos días, más que pensar, retozar, amodorrarme y, al día siguiente, como nueva…
      Pero tú eres puro nervio…
      Me alegra que te hayas animado a darte una vuelta por este blog…
      Un besoteeeeeeeeee

      Me gusta

  5. Lulú dice:

    No somos maestros de nada. Si nos centráramos en que lo perfecto es algo acabado, por lo tanto, inservible una vez llegado a lo perfecto, tal vez nos preocupáramos más de reconocer que estamos aquí para aprender. ¿A qué? A vivir. Vivir es hacer lo que humanamente podemos, no lo que nos excede, no lo que nos supera. Todo aquello que nos sobrepasa, no nos corresponde o no estamos centrados en nosotros para saber cómo pasar por esta vida de la mejor manera posible. Hay algo que me encanta. Y es una apreciación particular. Aquel que dice yo lo sé hacer mejor que… Encierra un grave problema. Todos somos muy buenos en algunas cosas y no tan buenos en otras. Reconocer nuestros límites (y por ende, respetar los de los que nos rodean) es sanísimo. ¡Gracias por tu escrito!

    Me gusta

  6. Muy buena entrada Javi, me ha gustado y en alguna cosa considero que has acertado de pleno.

    Yo lo que hago, aparte de poner fronteras, es usar la metodología GTD del propio David Allen. Tener a mano un listado de cosas que hacer me ayuda a distinguir a simple vista qué tengo que hacer y qué quiero hacer, y la cosa es muy sencilla: tratar de reducir las primeras y de aumentar las últimas ubicándolas más o menos en el tiempo.

    Por desgracia, algo que inicialmente haces por placer se puede convertir en una obligación con lo que ya no resulta tan divertido, pero bueno 🙂

    Un abrazo!

    Me gusta

    • javierfpanadero dice:

      Muchas gracias Raúl. Yo creo que en cuanto sacrificamos la paz nos estamos equivocando, mientras que si estamos en paz, las cosas reducen su importancia. Un abrazo

      Me gusta

  7. Luis dice:

    Magnífica entrada: el refranero es sabio y pasar del dicho al hecho es, en bastantes ocasiones, complicado.

    Coincido contigo en eso de que la clave está en no dejar que el ruido de fondo de nuestra mente, que Medem llamaría «angustia», por no acabar nada de las mil cosas que tenemos planeadas, se apodere de nosotros.

    ¡Qué buenos ratos hemos pasado charlando de esto!…

    Un abrazo.

    Me gusta

  8. Lurdes dice:

    Efectivamente, mi pequeña campanilla, hay que tener claras las prioridades en tu vida y en los diferentes momentos de tu vida, con ésto, se armoniza tu pequeño universo cobrando importancia lo que realmente es importante a cada instante y, como dices, desaparece el desasosiego, los nervios e incluso el mal humor, se alcanza la paz interior. Armonía en tu vida. Besos.

    Me gusta

  9. Vanessa dice:

    Es verdad compi. Como dice Luis, que buenos (y largos) ratos hemos pasado charlando de ésto aunque, lamentándolo mucho, muchas veces sigo sin poder/saber «aplicarme el cuento»… mas vale que me vaya saliendo porque en cuanto sea mami me da la sensación de que no me va a quedar otro remedio….Un beso muy fuerte y gracias por mencionarme en tan magnífica entrada. Eres un monstruo!!!

    Me gusta

Deja un comentario