El pacífico lenguaje de los hechos

A veces no resulta increíble: ¿Cómo puede ser que no entienda que eso me molesta si se lo he explicado mil veces?

Es sencillo, tú hablas con tus palabras y con tus hechos. En muchas ocasiones los mensajes son contradictorios y la gente creerá más en lo que haces que en lo que dices.

Así que…

Si dices que no irás y vas

Si dices que no volverás a aguantar que te griten y lo haces.

Si dices que algo es intolerable y lo toleras…

No sólo transmites el mensaje contrario al que querrías, sino que además le restas valor a tu palabra. No sólo no consigues que te tomen en serio, consigues que la próxima vez crean menos en lo que dices. Estupendo.

Si añadimos que a veces la frustración te lleva a enfadarte, gritar o faltar a la gente, pues ya tocamos techo.

Mi propuesta:

Habla el pacífico lenguaje de los hechos.

Haz lo que dices, di que vas a hacer lo que harás. Que tus palabras rubriquen tus hechos y que estos canten tu canción.


Tu palabra adquirirá fuerza, serás de aquellos de los que se dice que «cuando hablan, sube el pan».

Y la guinda del pastel es que puedes renunciar en gran parte a la ira, sobre todo a la que nace de la frustración.

Cuando como profe tengo que «castigar» (o el eufemismo que prefiráis) a un alumno, por ejemplo, dejándole sin recreo, no tengo que decírselo gritando, o enfadado. Es tan simple como hacerle saber que se quedará sin recreo, incluso puedo hacerle llegar desde mi calma que no es nada personal, que le quiero lo mismo, pero que hizo algo que tiene estas consecuencias. El no caer en la ilusión de la pérdida de poder, me separa de la ira.

Esta actitud es tan poderosa que incluso genera un efecto sorpresa en el otro y lo desarma más aún.

Una querida compañera me decía que ella no tiene que educar o tener juegos de poder con los adultos de su entorno, pero la realidad es que las personas «pactan» tácitamente sus relaciones de acuerdo con las actitudes y las formas de ser de los otros. Así que estamos constantemente «educando» a otros en cómo vamos a permitir que nos traten, generamos «nuestro perfil» como si fuéramos piezas de un rompecabezas. Para encajar las otras personas tienen que generar también su perfil y que sea compatible, y si no lo es, que sigan sus caminos felices, hay otras piezas preciosas sobre la mesa.

Imagen: wikipedia

13 Responses to El pacífico lenguaje de los hechos

  1. almu dice:

    Aún creo en el poderoso poder de la palabra, en eso de que “las palabras pueden cambiar el mundo”. Si te explico que eso no me gusta, que me hace daño, que me desagrada, y tengo que hacerlo obligada, entonces, no creo que me contradiga, si no que me veo obligada por la tiranía. Lejos de menoscabar el valor de las palabras, me planteo cómo una persona puede obligar a otra deliberadamente a hace algo que ya sabe que no quiere hacer. Puede que sea necesario y efectivo en algunos ámbitos, pero no en el de las relaciones entre adultos, cuando éstas deberían ser de respeto, equidad, compañerismo, armonía y amor. Considero esta postura inamovible, sin embargo, me planteo si estas relaciones existen en la realidad, si pueden existir (no si debieran) o si forman parte de esa lucha por el poder propia del ser humano. Lo que sí sé es que mis palabras describen a la perfección lo que deseo, que por sí mismas bastarían para educar a los demás cómo quiero que me traten.

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    • javierfpanadero dice:

      Tu eliges Almu. Las palabras son una de las formas de comunicación que usamos. Creo que infravaloras el poder de los hechos en la comunicación, que es otra manera y demostradamente más potente. En cualquier caso, hay un salto entre que le dices a alguien que no quieres hacer algo y lo haces, a no ser que te retuerzan el brazo. Ese espacio que recorres muy rápido y que llamas «verse obligada por la tiranía», puede no recorrerse y oponerse no violentamente en multitud de ocasiones, sobre todo entre personas que se quieren. Ahí es donde hago hincapié.

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  2. Almu dice:

    es curioso lo que me ha sucedido hoy: he hablado con alguien a quien quiero mucho y que, llorando y gritando me ha jurado varias veces que «nunca más lo volverá a hacer». Curiosamente le he respondido que no hay que decirlo y menos en ese estado, sólo hacerlo, cumplirlo. Y de repente me he acordado de nuestra conversación, de lo pacíficos que son los hechos. Ella me hacía una advertencia y yo le decía que sólo eran palabras porque llegado el mometo iba a hacer lo que juraba no repetir. El problema es que las palabras han mermado su valor. (No voy a defender lo indefendible, pero recuerda el poder de las palabras en el inicio de todo… y lo primero fue el verbo)

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  3. Mónica dice:

    ¿Y por qué no crees en su promesa? Porque sus hechos no la avalan.

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  4. almu dice:

    efectivamente, porque la experiencia me dice que cuando grita sólo mueve el aire, porque luego «lo hace». Todos esperan a que se calme para pedirle de nuevo el favor y… «lo hace». Qué mezquinos podemos llegar a ser. Y qué fácil es ver los defectos en los demás.

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  5. […] Pero para eso hay que actuar y de nuevo el lenguaje que tenemos que usar es el Pacífico lenguaje de los hechos […]

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  6. […] Lo que hacemos muestra nuestra opinión o nuestra postura sobre cualquier asunto. Cuando nuestro discurso no va en la línea de nuestros actos, nadie duda sobre qué es cierto, la gente cree nuestros actos y nuestra palabra pierde valor. No podemos hacer cosas como decir “Así no se puede dar clase y… dar clase. El pacífico lenguaje de los hechos. […]

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  7. […] Lo que hacemos muestra nuestra opinión o nuestra postura sobre cualquier asunto. Cuando nuestro discurso no va en la línea de nuestros actos, nadie duda sobre qué es cierto, la gente cree nuestros actos y nuestra palabra pierde valor. No podemos hacer cosas como decir “Así no se puede dar clase y… dar clase. El pacífico lenguaje de los hechos. […]

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  8. Vane dice:

    Buen día. Dónde puedo encontrar libros sobre este tema?
    Gracias,

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  9. […] porque lo has dicho mil veces y has tragado mil veces. Te recuerdo que lo que más comunica es el Pacífico lenguaje de los hechos. Decir “A partir de la semana que viene me iré a las cinco” y que el lunes estén […]

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  10. […] y luego han vuelto a las andadas? Que hablen sus actos y entonces nos plantearemos considerarlo. Escuchemos el lenguaje de los hechos, menos […]

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