Imagina que te digo esto…
Con esta pastilla nunca más volverás a enfadarte.
¿La tomarías?
¿Querrías renunciar ese «derecho» a enfadarte por la Serenidad?
Aunque tuvieses toda la razón de tu parte, aunque alguien te ofendiese gravemente…
Atención: En el prospecto detallan que eso no te impedirá actuar como la situación pidiese; activamente, firmemente, o incluso físicamente si hubiese que parar una agresión, por ejemplo. Lo único es que se haría sin el sentimiento de negatividad y sin tener que tragar bilis ni estropearse la salud.
¿Te animas?
Si la respuesta es que no, verás que hay cosas que valoras más que la Serenidad. Quizá pensabas que no era así.
Esta entrada es una aplicación práctica de esta otra (Os concedo vuestros deseos) que hemos incluido en el libro ¿Cómo le explico esto a un extraterrestre?
No la quiero, y no me la vuelvas a ofrecer, que me enfado, XDDDDDD
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Je, je… no te mosquees
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Evidentemente que la tomaría… no entiendo cual es el dilema si se puede seguir actuando como la situación lo requiere.
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El dilema es cuando unes el enfado a tu concepto de «yo» y entonces te sientes menoscabado si pierdes algo de lo que «se supone» que debes perder, y con lo que en el fondo estás muy a gusto. Gracias por comentar y un saludo
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[…] querido amigo y de la necesidad (creo) de explicar un poco más aquel otro de hace unos días sobre la pastilla para no enfadarse porque pareció que no se entendió del todo el asunto de separar la acción de la sensación. […]
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[…] Con esta pastilla no volverás a enfadarte […]
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[…] Con esta pastilla nunca más volverás a enfadarte… ¿la quieres? […]
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[…] Siguiendo este lema, parecería que tenemos que enfadarnos, que tienen que revolvérsenos las tripas viendo lo que vemos… lo que pasa es que por aquí nos tomamos la pastilla para no enfadarnos. […]
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