¿Es cierto lo que veo?

Ya hablamos hace tiempo de lo discutibles que son las opiniones y la distancia que debíamos tomar entre lo que somos y lo que opinamos (con bastante revuelo, por cierto).

Hoy vamos a poner en cuestión nuestras certezas.

Fuente foto: wikipedia

Para ello detengámonos un momento en esa terrible enfermedad, la anorexia nerviosa.

No entraré en detalles sobre este trastorno, simplemente quiero destacar el hecho de que estas personas no piensan u opinan que están «gordas»… lo ven, para ellas es una evidencia.

El paranoico no opina que le persiguen o lo cree… tiene la certeza.

En otros trastornos se tienen visiones que resultan tan reales como esta pantalla que tienes delante.

Respecto a estos casos, los «normales» podemos entender claramente que estas personas tienen sus facultades mentales perturbadas o disminuidas.

Pero nosotros, los «normales», no tenemos duda de que nuestras facultades funcionan bien. Quizá por eso concedemos tanto peso a nuestras certezas e incluso a nuestras apreciaciones u opiniones.

Convendréis conmigo en que hemos vivido momentos o etapas en los que nuestras capacidades no andaban tan bien… enfados, euforias, enamoramientos, o como profe diré, en algunos casos la paternidad.

Cuando se pasan estos momentos somos capaces de ver que, lo que para nosotros era una evidencia más allá de cualquier discusión, estaba en realidad equivocado.

En estas enfermedades mentales donde la «realidad común» se altera, necesitamos que el paciente se «rinda». Tiene que aceptar que lo que otros les decimos es más cierto que lo que perciben como una evidencia.

Ahora vamos con nosotros, los normales.

¿Tienes un mal concepto de ti mismo? ¿Es una conclusión de un razonamiento equilibrado? ¿O más bien, está incluso en contra de las evidencias de lo que eres y lo que haces? ¿Aceptas las razones en contra que te dan los amigos o la familia? ¿Es para ti una certeza?

Vaya, parece que tú también eres víctima de visiones. Puede ser que te haya influido tu genética o la vida que has llevado… es igual.

Lo cierto es que la realidad que percibes puede no ser cierta.

No haré del Morfeo de Matrix ni te ofreceré pirulas… pero, ¿hasta qué punto podemos fiarnos de lo que es «evidente»? ¿Es todo maya?

¿Eres capaz de ver el coraje y el valor que hace falta para aceptar que lo que uno está viendo, no es cierto?

¿En qué casos estarías dispuesto a rendirte y a cambiar tu certeza por lo que otros te dicen?

Nuestro cariño y nuestra solidaridad para los valientes que deben transitar esos difíciles caminos… y algún día, para nosotros mismos.

9 Responses to ¿Es cierto lo que veo?

  1. Muy buena entrada Javi. Creo que has dado en el clavo cuando pones que ‘la realidad que PERCIBES puede no ser cierta’, y es que todo, al fin y al cabo, no es más que una mera percepción nuestra.

    Y no me refiero sólo a lo material, sino tambien a otras cosas como, por ejemplo, las actitudes.

    Haciendo referencia a los «normales», que tambien has dado en el clavo entrecomillándolo, una vez oí por ahí que todos en realidad estamos un poco locos. Si te paras a pensarlo debe ser verdad ya que de lejos si pero, de cerca, nadie es «normal».

    Un abrazo

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    • javierfpanadero dice:

      La cuestión es que en general pensamos que nuestra percepción describe aproximadamente bien el mundo real, pero podría estar radicalmente equivocada.

      Un abrazo

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  2. David dice:

    ¿Alguno sabe qué son la «pareidolia» o la «apofenia»? Consisten en transtornos del (perdón por usar esta expresión) conocimiento. Es decir HIPERrealidad creada por un mecanismo hecho para distinguir lo auténtico de lo falso. Para más info (como siempre) la Wiki. Creedme que eso os enseñará que NO HAY nadie NORMAL. Salvo el que hace el test para declarar quién es normal y quién no.
    Del mismo modo que paranoic@s o anoréxic@s, un mecanismo que está hecho para «corregir» la percepción hacia la realidad, puede conducirnos a todo lo contrario.

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  3. Rogelio Triviño dice:

    Siguiendo lo que dice Javi, diré que hay que tener mucho cuidado con las «realidades» con las que dejamos que el ambiente y los demás convenzan a nuestro cerebro. Estas configuran nuestra «autoimagen», que luego es muy difícil de cambiar y no es necesariamente cierta. El libro psicocibernética, un clásico fácil de encontrar y descargar de internet, hace hincapié en el poder de la autoimagen. Cuenta casos de personas que siempre han sido zotes para las matemáticas, por ej., y que en tres días de trabajo con un orientador, esforzado en cambiar la autoimagen, ha logrado que estas personas empiecen a disfrutar y tener soltura y facilidad con las matemáticas (parece que nuestro cerebro es mucho más capaz de lo que le imponemos desde fuera). O personas que tras hacerse la cirugía estética se siguen viendo feos, y otros que sin cirugía, tratando su autoimagen, se empiezan a sentir guapos, y lo más curioso, los de su alrededor cambian la percepción que tenían de ellos…

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  4. Que bueno todo lo que contáis,

    Es como si algo dentro de nosotros, más allá de lo subjetivo de todo proceso mental, nos conectase para sacar una conclusión común:

    Todos somos libres de ser lo que queramos. Es como si tu cerebro se hubiese dado cuneta dijese: «!Eh! yo no voy a poder resolvértelo todo» «¡Desconéctame un segundo y confía en esos otros cerebrados! » Hay algo intrínseco a la bondad de conceder que nos sintoniza.

    Un saludo.

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  5. […] Hace tiempo hablábamos del valor de las personas con anorexia para tener que ceder su certeza de estar gordas ante la opinión de otra persona, un médico, si quieren salvar su vida. […]

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