A propósito de Henry…y de ti

En estos días estamos hablando en clase de inteligencia artificial.

Cuando les digo a mis alumnos que aún no existe tal cosa, me preguntan que para qué lo estudiamos. Les digo que eso nos hace pensar en «qué es la conciencia» y «qué eres tú«.

A menudo se dice que puedes perder tus posesiones o tu dinero, pero que no pueden arrebatarte lo que has aprendido. Y con frecuencia también se usa este argumento para estimular el gusto por el estudio en los alumnos.

Pero ya sabemos que accidentes o enfermedades como el Alzheimer nos pueden arrebatar la memoria, algo que no sólo atesoramos, sino con lo que solemos definir nuestro «yo».

¿Qué queda de nosotros sin nuestra memoria?

En casos de Alzheimer hay quien haciendo gala de una gran fortaleza y un tremendo amor es capaz de ser consuelo para esos enfermos y encuentra una respuesta de amor en ellos, como a otros les sucede con los discapacitados psíquicos.

En la película «A propósito de Henry», Harrisond Ford sufre un accidente y pierde la memoria. Durante la película va «conociéndose», (conociendo la vida que había llevado) y no le gusta lo que ve, ni lo siente como suyo. Decide comenzar un camino en el que se «reinventa» a sí mismo eligiendo ser como quiere ser, dejando atrás el pasado.

Dos cuestiones a considerar:

1. ¿Somos entonces algo más que nuestra memoria? ¿Es justo eso lo que somos?

2. ¿Podemos hacer el ejercicio de renunciar a nuestro pasado (bueno o malo) para poder elegir el presente y futuro que deseamos? ¿O somos esclavos de nuestros errores y, no te olvides, también de nuestros aciertos?

Foto: El caminante sobre el mar de bruma de Caspar David Friedrich (Wikipedia)

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6 Responses to A propósito de Henry…y de ti

  1. José Luis dice:

    A la primera pregunta no sé exactamente qué responder. Por una parte creo que somos algo más que nuestra memoria pero también creo que nuestros recuerdos, nuestros conocimientos y experiencias acaban conformando nuestra personalidad.

    A la segunda cuestión:

    «¿Podemos hacer el ejercicio de renunciar a nuestro pasado (bueno o malo) para poder elegir el presente y futuro que deseamos?»

    Sí, yo creo que se puede renunciar al pasado, sobretodo si ha sido malo. Hay muchos casos de personas que han dado un nuevo rumbo a su vida renunciando a su pasado. Otra cosa muy diferente es que sea fácil renunciar al pasado y comenzar de nuevo. Por lo general eso suele ser muy difícil. Y otra cosa muy diferente también es que el pasado renuncie a ti, tu puedes intentar cambiar pero otras personas que te conocieron antes seguramente te seguirán viendo como eras antes, como eras en ese pasado.

    «¿O somos esclavos de nuestros errores y, no te olvides, también de nuestros aciertos?»

    Sí, somos esclavos de nuestros errores, pero también las cadenas se pueden romper. Nunca es tarde para cambiar y enmendar un error. Si algo nos enseña la vida y la ciencia es que todo cambia (o se transforma) y todo evoluciona, muchas veces depende de nosotros el que esa evolución sea a mejor.

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    • javierfpanadero dice:

      Renunciar a los aciertos tiene que ver con aquello de «quitarse las túnicas» que ya hablamos una vez. A veces también somos esclavos de eso que «conforma nuestra personalidad» como dices. Creo que sólo el ejercicio de pensar en esto ya es bastante sano.

      Saludos

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  2. David dice:

    Yo creo que somos la suma de varias cosas. Y que la falta de cualquiera de ellas nos convierte en otro yo distinto. Por vocación creo que lo «primario» es la herencia genética, que hasta cierto punto modifica o prejuzga como vamos a vivir nuestras experiencias y, por extensión, la toma de decisiones.
    Luego está la propia experiencia, que modifica nuestras actitudes ante la realidad respecto a lo que la herencia genética decidiría per se.
    Y por último estan los mecanismos inherentes a nuestra especie (una especie de area de Broca) que es quien conforma, suma, divide y multiplica estos factores, junto a la percepción de la realidad individual.
    Espero que se entienda que la desaparición de cualquiera de estos elementos (a mi modo de verlo) anula o al menos modifica el resultado total.
    Si desaparece el mecanismo básico de la especie (como si despareciese la capacidad de entender el lenguaje) el resultado sería una especie de zombie (jejejeje) babeante.
    Si desparece la variabilidad genética de ese mecanismo, desaparecemos como individuos.
    Si desaparece la memoria, quedamos expuestos como niños indefensos ante cualquier cosa de la vida. Desde bajar una escalera conservando el equiibrio hasta realizar un recuento de cualesquiera cosas. No tenemos base ni los mecanismos que esta nos proporciona ante las «vicisitudes».
    Sería interesante descubrir cómo decide un niño cualquier cosa. ¿Qué hace de un color nuestro favorito? Como individuos ¿somos más producto de la experiencia? ¿Acaso de la variabilidad genética? ¿Existe algún mecanismo para reformar, modificar o el resultado?
    Perdón, por que a este paso acabo hablando de Eugenesia, un concepto que me repugna.

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  3. Jorge A. B. dice:

    Justamente iba a comentar lo mismo que David, antes de leerlo, con respecto a la genética. Creo que la genética, junto con la memoria, es lo que define quiénes somos. Y la relación que lleva de la genética a construir una memoria u otra (o sea, una experiencia u otra), obviamente, está en el entorno que nos toca vivir. Como dice el proverbio: «el hombre es el hombre y su circunstancia».
    Muchos saludos!

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